Piensa el ladrón que todos son de su condición. El pasado martes Luis Mauri entrevistó para El Periódico de Catalunya a Joan Ferran, portavoz adjunto del PSC en el Parlament, que dijo a propóstito de Joan Majó, exministro socialista en Madrid y ahora director general de las emisoras de la Generalitat: «No ha logrado hacer unas emisoras independientes que ofrezcan información neutral, equilibrada y sin tendenciosidad.» Dijo también: «Los nacionalistas crearon las emisoras y las dirigieron durante muchísimos años con el objetivo no de informar a los catalanes, sino de construir una patria.
Una patria nacionalista, por supuesto. Pero en Cataluña no todo el mundo es nacionalista. Queremos una televisión y una radio públicas [ ] que sirvan a todos los catalanes y se abstengan de hacer proselitismo soberanista y de construir patrias.»
Fingiendo acaso olvidar que su jefe en el PSC y presidente de la Generalitat, José Montilla, víctima del síndrome de Estocolmo y más catalanista que un oriundo, sea continuador conspicuo de la situación que él cuestiona, Ferran asestó el mazazo: «Respeto profundamente la libertad de los profesionales de Catalunya Ràdio y de TV3, pero [ ] hay inercias, grupos y sistemas de trabajo enquistados desde hace muchos años. Hay que arrancar la costra nacionalista de las emisoras. Lo mejor sería comenzar de nuevo, hacer tabla rasa del pasado.» El Partit Unic Catalanista (PUC), bautizado como tal en su día por el jurista Francesc de Carreras y que impera en Cataluña desde hace más de un cuarto de siglo, reaccionó como una bestia herida, considerando las palabras de Ferran como una amenaza: El PSC, con el estrambote españolista de Ferran/PSOE -dijo el PUC-, se dispone a poner en marcha una caza de brujas catalanistas en las emisoras de la Generalitat. Al lector que quiera saber qué fue la caza de brujas en el cine estadounidense le conviene comprar el último libro del incansable Javier Coma, Las películas de la caza de brujas, y recordar la frase de Orson Welles: «No arriesgaban su vida sino su piscina.» Porque las brujas y brujos que mandan en las radios y televisiones públicas catalanas han sido y son cómplices activos -lo constata Ferran y ya era hora- del lavado de cerebro fanatizador e insoportable de varias generaciones de catalanes. Ahí no se ha podido hablar en español y el despido de Cristina Peri Rossi, castellanohablante nada crítica, por cierto, con el nacionalismo catalán, está en la memoria reciente de todos. Además, los profesionales con un catalán impecable aunque no adictos al Régimen nacional-catalanista han sido vetados sistemáticamente, salvo ocasionales coartadas como el mismo Carreras o Porta Perales en espacios de opinión rígidamente contrarrestados. Por supuesto, también ahí hay profesionales que no comparten el proyecto de solución final monolingüística descastellanizadora de colombianos. Pero ocultan sus ideas, muertos de miedo y de ganas de salir del armario. Sin perder la piscina, claro.
El Mundo, lunes, 10 de diciembre de 2007
Ivan Tubau. Escritor
Ivan.Tubau@uab.es
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