Quién rescata a quién

lobbiesParece a menudo que los recursos públicos son 'capturados' por lobbies poderosos

No sé cuándo acabará la crisis. Pero sí parece claro ya que no saldremos de ella de la misma forma en que entramos (es decir, la economía y la sociedad no serán las mismas, ni de lejos, alrededor del 2015 que en el 2005) y cuanto antes asumamos esto y actuemos en consecuencia no sólo será más breve la recesión, sino más sólidos los fundamentos de la recuperación. A menudo parece que las medidas anticrisis tratan de mantener a nuestra economía en una fotocopia lo más parecida posible a los dulces inicios del siglo XXI. Es un vano empeño y, probablemente, una dilapidación de recursos. Joseph Schumpeter nos enseñó que las economías y las sociedades avanzan en oleadas de lo que denominaba "destrucción creativa", o sea, el relevo de unas actividades que han quedado obsoletas o agotadas por otras con sentido de futuro, por respuestas innovadoras a nuevas realidades y a nuevas necesidades. Pero ya en 1907, Jacinto Benavente nos ilustró acerca de la fuerza de "los intereses creados" como forma de mantener entramados de relaciones que perpetúan posiciones de privilegio pese a su vacuidad e ineficiencia.

Los debates sobre las medidas de rescate y otras intervenciones de los poderes públicos – con dinero de los contribuyentes, presentes y futuros-es un ejemplo de la pugna entre Schumpeter y Benavente. Pese a los contenidos con sentido de futuro en que podrían traducirse esos impulsos (como los temas medioambientales y energéticos o la mejora de la calidad de amplios segmentos del capital humano), parece que los recursos públicos son capturados en una cuantía importante por lobbies poderosos cuya capacidad para influir en las decisiones no se habría visto afectada por su responsabilidad en la gestación de la crisis o el agotamiento más allá de lo razonable del modelo productivo preexistente.

Nuestro activo más valioso para ese imprescindible relevo radica en el potencial de innovación, trabajo bien hecho y capacidad de creatividad del tejido productivo de mediana y pequeña empresa. Un tejido maltratado en la etapa de expansión (los mimados motores de la economía eran otros) y duramente maltratado en la actual crisis, con restricciones crediticias y preterición ante las capturas de recursos y protagonismo por parte de intereses creados y oportunismos. Para salir de la crisis lo antes posible, y con fundamentos más sólidos, cambiar drásticamente de orientación al respecto es tan urgente como importante.

Juan Tugores Ques – Catedrático de Economía de la Universidad de Barcelona (UB)

La Vanguardia (11.03.2009)

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