¿Ha reanimado Israel a Hamas?

viñeta del diario PublicoEn sus esfuerzos por impedir que los proyectiles castiguen a los residentes de algunas de sus ciudades del sur, Israel parece haber dado nuevos bríos a un movimiento islámico en pañales en Palestina.

Durante dos años, el Movimiento de Resistencia Islámica -conocido por su acrónimo en árabe, Hamas- ha venido perdiendo apoyo interna y externamente. No fue éste el caso en los días posteriores a que el partido llegara al poder democráticamente a principios de 2006; a pesar de ser injustamente condenado al ostracismo por la comunidad internacional a cuenta de su postura anti-Israel, Hamas disfrutó del respaldo de los palestinos y de los demás árabes. Habiendo ganado una mayoría parlamentaria clara a cuenta de una plataforma electoral contraria a la corrupción que prometía cambio y derrota, Hamas se empleó a fondo para gobernar mejor de lo que lo había hecho Fatah, su rival y predecesor.

Las cosas empezaron a ir mal cuando Hamas se hizo violentamente con el control de la franja de Gaza, pero incluso entonces disfrutaba de un considerable apoyo nacional y de cantidad de apoyos y una disposición abierta en el exterior. Entonces, el movimiento rechazó cada una de las ofertas legítimas de sus rivales nacionalistas de la OLP y los mediadores egipcios para buscar la reconciliación. Y con ello, su apoyo empezó a descender.

Las cosas se pusieron peor en noviembre, cuando una iniciativa cuidadosamente planificada de unidad nacional propuesta por Egipto se vino abajo porque, en el último minuto, los líderes de Hamas se negaron a hacer acto de presencia en El Cairo.

Los egipcios y los demás líderes árabes criticaron públicamente a Hamas por no acudir a la mesa de negociaciones. Omar Suleiman, jefe del servicio egipcio de Inteligencia que organizaba la reunión, tachó de «excusas injustificables» a las razones de Hamas para rechazar la invitación. Esta organización solicitaba para sus líderes una posición en la mesa de negociación equivalente a la del presidente palestino, y quería que fueran liberados los miembros de la Seguridad de Hamas encarcelados en Cisjordania. Los nacionalistas palestinos insisten en que el rechazo por parte de Hamas a las conversaciones de unidad se dio únicamente para evitar la exigencia de la OLP de celebrar nuevas elecciones presidenciales y parlamentarias.

Una encuesta llevada a cabo por el Jerusalem Media and Communications Center demostraba que la mayoría de los palestinos achaca a Hamas el fracaso de las negociaciones. Patrocinada por la Fundación Fredrich Ebert alemana, concluía que el 35,3% de los participantes sostenía que Hamas tenía la mayor responsabilidad en el callejón sin salida. Fatah era la culpable para el 17,9%, y el 12,3% decía que tanto Fatah como Hamas eran igualmente responsables.

La ausencia de apoyo internacional desde las elecciones de 2006, acompañada de este desplante al único vecino árabe de Gaza, Egipto, propició el deterioro del apoyo interno a Hamas. Hacia noviembre, como demostraba la encuesta, sólo el 16,6% de los palestinos la apoyaba, en comparación con el casi 40% que prefería a Fatah. El desplome del apoyo a Hamas ha venido siendo constante: un año antes, la misma firma de encuestas demostraba que su apoyo rondaba el 19,7%; en agosto de 2007 era del 21,6%; en marzo de 2007, del 25,2%; y en septiembre de 2006, del 29,7%.

Hamas también tenía un motivo ideológico para rechazar la ampliación de la tregua. Aunque normalmente un partido que acarrea muerte y destrucción a su pueblo es con frecuencia rechazado públicamente, las consideraciones en el caso de un movimiento ideológico son muy distintas. Un movimiento fundamentalista está mucho más preocupado por la pureza ideológica que por políticas prácticas de gobierno.

Esta perspectiva ideológica de Hamas es parecida a las consideraciones electorales del líder del Partido Laborista destinado a convertirse en la tercera fuerza política de Israel. Ehud Barak, antiguo jefe del ejército israelí, quería otra oportunidad para encontrar una solución militar a los misiles caseros, insignificantes desde un punto de vista estratégico.

De manera que por motivos totalmente diferentes tanto Hamas como Israel prescinden de la tregua y prefieren amontonar cadáveres para alcanzar sus intenciones políticas e ideológicas. Una parte quiere mejorar su popularidad ausente, afirmando ser víctima y heroico resistente a la vez, al tiempo que la otra, especialmente en víspera de elecciones, quiere manifestar dureza frente a una opinión pública propia enfurecida a causa de los misiles Qassam.

Transcurridos ocho días desde que comenzaron los ataques israelíes, los densos bombardeos han demostrado ser un golpe de suerte para la política y las relaciones públicas de Hamas, que ha restaurado su posición dentro del mundo árabe, se ha ganado el favor internacional, y ha tenido éxito a la hora de descarrilar las conversaciones indirectas sirioisraelíes, las negociaciones directas palestino israelíes, y ha dejado claramente en evidencia a los dos vecinos árabes más fuertes de Israel: Egipto y Jordania, cuyas manifestaciones públicas han favorecido claramente a Hamas pidiendo a los gobiernos moderados la ruptura de relaciones con Israel.

Mientras sigue sin estar claro cómo va a terminar esta confrontación, a estas alturas es evidente que el movimiento islámico ha sido rescatado de la derrota política, al tiempo que los gobiernos árabes moderados se han visto obligados a abrir la mano al menos parcialmente a las manifestaciones locales que exigen una postura más radical contra Israel.

Daoud Kuttab es periodista palestino y ex profesor de periodismo en la Universidad de Princeton.
El Mundo, 05/01/2009

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