Dos años que alejan a Montilla de Zapatero

Montilla y ZapateroANIVERSARIO ELECTORAL / La gestión del president ha estado marcada por sus numerosos desencuentros con el Gobierno central / La tercera hora y una oferta a CiU de Vendrell tensaron las relaciones entre el PSC y Esquerra 

LEONOR MAYOR. BARCELONA.- Los resultados de las elecciones del 1 de noviembre de 2006 no fueron nada del otro mundo para el PSC. CiU ganó la contienda, pero José Montilla logró convertirse en presidente de la Generalitat gracias a la reedición del pacto tripartito.Tomó posesión con la promesa de que el Govern no repetiría errores del pasado y sería un ejemplo de unidad y buena gestión.

El episodio de las banderas

Sólo un mes después ya se produjo el primer conflicto entre los socios del nuevo tripartito. En la conselleria de Joan Puigcercós, Governació, no ondeaba la bandera española, como obliga la ley.Montilla tuvo que llamar la atención al conseller republicano, quien, ese mismo día, izó la insignia española. El presidente se puso muy serio y logró frenar los episodios conflictivos vividos en la anterior legislatura, aunque no del todo.

La 'calçotada' de la polémica

El momento más difícil de estos dos años de gobierno de Montilla se vivió en marzo de 2007. El entonces número tres de Esquerra, Xavier Vendrell, prometió en una calçotada entregar en bandeja de plata la Generalitat a Artur Mas si éste se avenía a convocar un referéndum de autodeterminación. La polémica llegó al Parlament y nunca los socialistas estuvieron tan cerca de romper con sus socios y pasar a la oposición. La intervención de Josep Lluís Carod-Rovira evitó que la sangre llegase al río.

La tercera hora

Otro conflicto, en esta ocasión con mucho más trasfondo político, entre PSC y Esquerra se gestó como consecuencia de un decreto del Gobierno español que obligaba a la Generalitat a introducir una tercera hora semanal de clase de castellano en Primaria.Los socialistas no vieron con malos ojos la medida, pero los republicanos montaron en cólera. A pesar de los intentos del conseller Ernest Maragall por justificar esa tercera hora, el PSC acabó pasado por el aro y llevó el decreto de la tercera hora al Tribunal Constitucional para descontento de su autor, el PSOE, que también es socio del PSC.

La crisis de Cercanías

Cuando en las Navidades de 2007 los trenes de Cercanías de Renfe empezaron a fallar estrepitosamente por culpa de las obras del AVE, la promesa de Montilla de que sería un buen gestor quedó en entredicho. Estaba aún muy reciente en la memoria de los catalanes el caos ocurrido en el aeropuerto de El Prat el verano anterior, cuando el presidente era ministro de Industria. Algunas líneas de tren llegaron a cerrarse y, ante el creciente descontento, Montilla logró que José Luis Rodríguez Zapatero viajase a Barcelona para asumir el desastre al ser la red ferroviaria competencia del Gobierno central.

El lío del agua

Superado el bache ferroviario, surgió otro conflicto de mucho más calada y, en esta ocasión, atribuible a la Generalitat. El invierno de este año fue poco lluvioso, así que los embalses se secaron, quedándose bajo mínimos. El Govern, muy presionado por la oposición de CiU, decidió tomar medidas contra la futura sequía que todos vaticinaban, temerosa de que llegase el día en que hubiera que cerrar los grifos. El conseller Francesc Baltasar decidió poner en marcha el trasvase a Barcelona del río Segre desde su cabecera. Lo hizo a escondidas, pero le pillaron y la oposición arremetió contra él.

Fue así como el Gobierno central se enteró de las intenciones de la Generalitat y se opuso rotundamente al pretendido trasvase.Al tener Zapatero las competencias sobre la materia, a Montilla sólo le quedó presionar para dar con una solución alternativa.Al final, el Ejecutivo central aceptó trasvasar el Ebro de Tarragona a Barcelona, pese a haberse presentado a las elecciones enarbolando la bandera anti trasvasista.

Además, el Govern compró agua en Almería y Marsella y la hizo llegar a Barcelona en barco ante el asombro de los turistas y del propio alcalde, Jordi Hereu. La historia acabó con lluvia.Llovió tanto que se llenaron los embalses. El Gobierno central dio marcha atrás al pretendido trasvase del Ebro que siempre le había sido tan antipático. La broma se saldó con una factura de más de 500 millones de euros.

Asignaturas pendientes

Quedan dos años de legislatura y al Govern le falta mucho por hacer. El despliegue del Estatut, que era una de sus prioridades, apenas ha comenzado. El Gobierno central es reticente a entregar al de la Generalitat nuevas competencias y el asunto se va retrasando sin que se vea la luz al final del túnel.

Ocurre lo mismo con la financiación. El nuevo modelo tenía que estar listo el pasado 9 de agosto, pero el Ejecutivo central no afloja y se niega a conceder a Montilla lo que dispone el Estatut. Se supone que ambos gobiernos mantienen las negociaciones y que antes de final de año habrá acuerdo, pero Antoni Castells ha presentado sus presupuestos para 2009 basándose en el viejo -y vigente- modelo. Pero el gran reto de la legislatura será la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut que puede revolucionar la política catalana.

El Mundo Catalunya, 2/11/2008

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