«La derecha ya no está de moda»

América LatinaCambio de rumbo en América Latina

Latinoamérica gira a la izquierda tras el fracaso de la propuesta neoliberal

"La derecha ya no está de moda, ¡véngase a la izquierda!", dijo con franqueza el presidente ecuatoriano Rafael Correa al mandatario mexicano Felipe Calderón durante su reciente visita a esta capital. Efectivamente, los gobiernos conservadores son escasos en el continente mientras la izquierda gana vuelo con el triunfo en Paraguay de Fernando Lugo y el colapso del Partido Colorado, que monopolizó el poder durante seis décadas.

La victoria del ex obispo Fernando Lugo se suma a las que lograron Lula en Brasil, Tabaré Vázquez en Uruguay, Cristina Fernández en Argentina, Michelle Bachelet en Chile, Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador, Hugo Chávez en Venezuela y Daniel Ortega en Nicaragua. A pesar de ubicarlos a todos como gobernantes de izquierda, estamos frente a procesos nacionales que responden a dinámicas propias; de hecho, tienen poco parecido en sus formas de gobernar, sus discursos y sus políticas públicas. Por ello, destacados analistas hablan de la nueva izquierda frente a la vieja izquierda.

Desde el sur del río Grande hasta la Patagonia, el giro político que se ha ido produciendo expresa, en mayor o menor grado, con más o menos radicalismo, un deseo de cambio y transformación. El ascenso de la izquierda ha ido de la mano de la crisis de los sistemas partidistas que dominaron la vida política de la región, como el unipartidismo del PRI en México, el bipartidismo de colorados y blancos en Uruguay, de liberales y conservadores en Colombia, y de adecos y copeyanos en Venezuela.

Según el analista colombiano César Rodríguez Garavito, el consenso neoliberal que parecía intocable en los años 80 y 90 hace agua con la llegada de la izquierda a la presidencia en la gran mayoría de los países sudamericanos y a las alcaldías de Bogotá, São Paulo y Ciudad de México.

América Latina ya no se acomoda en las ropas estrechas impuestas por una política neoliberal de ajuste y estabilidad que, pese a los sacrificios que exigía, no logró combatir con eficacia ninguna de las grandes lacras que azotan la región: pobreza, inequidad y corrupción. Por ese desengaño hubo un despertar social con más movilización popular.

América Latina exige interpretaciones novedosas para su creativa realidad. Aunque es la región del mundo que presenta en los últimos años mayor innovación en los procesos políticos, en muchos sectores progresistas todavía priman las lecturas acartonadas que reflejan esquemas rígidos o dogmáticos. Las categorías de izquierda y derecha, aplicables a un sistema parlamentario, pierden sentido en América Latina. Lo central aquí es si los países consiguen ubicar las luchas sociales en un marco institucional y democrático. Por ejemplo, alguna iniciativa de Hugo Chávez tiene más puntos en común con el fascismo de Mussolini que con el centroizquierda de Lula y Bachelet. De igual manera, Correa y Evo Morales han mostrado poco respeto al marco democrático para imponer una nueva Constitución que permita la reelección inmediata y aumentar los poderes del presidente.

¿Hacia qué izquierda se encamina el continente? Salta a la vista que la llamada izquierda latinoamericana dista de ser un fenómeno uniforme, ya que existen manifestaciones tan disímiles como la retórica antiimperialista de Chávez, Correa y Evo Morales, que rechazan la ortodoxia económica, el neoliberalismo y la globalización, para reivindicar lo popular, el intervencionismo y el nacionalismo; en México ha regresado al primer plano el populismo filogolpista del opositor Andrés Manuel López Obrador.

Por el contrario, en Chile, Brasil y Uruguay se sigue el pragmático modelo de libre mercado y acuerdos con EE. UU. La agudización de estas divisiones llevó al novelista peruano Vargas Llosa a escribir que "la batalla más fascinante que se da hoy en América Latina es entre la izquierda moderada y la populista". El ex ministro mexicano de Exteriores Jorge Castañeda planteó una polémica dicotomía: izquierda "buena" – moderna, reformista- y "mala", populista, cerrada y nacionalista.

GLOBALIZACIÓN
Chile, el ejemplo que hay que seguir

La efervescencia política en América Latina refleja hastío con los partidos y desconfianza hacia la globalización. Unos aseguran que la apertura es el problema y que los mercados deben cerrarse otra vez; otros, sin embargo, sostienen todo lo contrario: que se quedaron a la mitad del río, que no se hizo la tarea completa. Chile sí la hizo y es el ejemplo que hay que seguir. Es el primer país de la región con ahorro interno alto, finanzas públicas sanas y apertura comercial exitosa.

La Vanguardia (28.04.2008)

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