LA INDEPENDENCIA DE CATALUÑA: ¿UNA FARSA?

Del teatro de escenario a la realidad del patio de la vida

Desde los primeros momentos, llevo tratando de comprender en toda su profundidad los últimos episodios del independentismo catalán, siendo la última conclusión a la que he llegado que los que menos creen en la posibilidad de esta independencia son sus dirigentes políticos. Según está publicado, el origen está en un encuentro entre Rajoy y Arthur Mas, en que éste exigió un especial tratamiento fiscal para Cataluña, que Rajoy no estuvo dispuesto a aceptar. En realidad, la historia de Cataluña ha sido la de las constantes reivindicaciones a las que el Estado español a veces se ha visto obligado a ceder, especialmente para atender a las necesidades de votos del gobierno de turno en el Parlamento de Madrid. El caso de ahora fue un órdago de Mas como respuesta a la negativa de Rajoy, la declaración unilateral de independencia.

            Yo no creo que conseguirla sea imposible, pero nunca de la manera tan torpe y tan burda como han pretendido hasta ahora, lo que ha acabado como tenía que acabar, como el rosario de la aurora, con algunos de sus principales dirigentes en la cárcel y otros en el extranjero huidos de la justicia. Ante esta situación, la respuesta del independentismo más duro ha sido acusar al Estado español de represor, exigiéndole que ponga a todos en la calle exonerados de cualquier responsabilidad. La cosa, sin embargo, no es tan sencilla. Por simplificar, todo empezó por el ejercicio del derecho a decidir que tienen todos los pueblos. En efecto, se trata de un derecho sagrado, pero una cosa es el derecho a decidir y otra el derecho a ejecutar lo que se ha decidido. Yo creo que todos en nuestra vida más de una vez hemos tomado decisiones que después no hemos podido ejecutar, especialmente cuando esta ejecución no dependía de nosotros o chocaba con intereses de terceros, como es el caso hoy de Cataluña.

            Esto en cuanto a los fines, pero luego están los medios. Lo más extraño fue pensar que con un simple referéndum consultivo, el del 1-O, los dirigentes se iban a legitimar para la declaración unilateral de independencia. La intervención de la policía ese infausto día para evitar que el referéndum se celebrase, posiblemente no fue la más inteligente, pero fue la única que tenían, salvo la de permanecer pasivos, lo que hubiese sido una gran irresponsabilidad, incluso para los intereses de los catalanes independentistas. En efecto, de haber tenido éxito la policía en evitar el referéndum, les hubiese librado de lo que vino después, incluido el encarcelamiento de algunos de sus dirigentes. ¿Alguien se puede imaginar lo que hubiese ocurrido en Cataluña y en España si la aplicación del 155 no hubiese cortado el procés? No creo que sea exagerado hablar de guerra civil, bien que no se sí con armas de fuego o a garrotazos. Salvo que esa mayoría de catalanes no independentista se hubiese achantado y el Estado español se hubiese puesto a las órdenes del procés, incluso que la UE enternecida por su causa les hubiese abierto los brazos.

            Es que el independentismo se había olvidado de una cosa fundamental, de su responsabilidad en el caso de tener éxito, que ya no sería enfrentarse a un Estado represivo como ellos dicen, sino a las necesidades de los siete millones de catalanes para empezar. De alguna manera, sí lo habían previsto, pero con el más ingenuo y burdo de los subterfugios, con una “Ley de transitoriedad” que se sacaron de la manga. Vamos, que tanto la desconexión primero como la posterior conexión la iban a hacer ellos sin contar con nadie, ni siquiera con los catalanes no independentistas, que se hubiesen encontrado bajo la bota de una nueva dictadura.

            Esto es así a grandes rasgos: se hubiese creado una situación que hoy produce un escalofrío pensarla. El independentismo se defiende acusando al Estado por no consentir un referéndum pactado, y este pacto entendido como un simple acuerdo con el Jefe de Gobierno tal como ahora están pretendiendo en una especie de toma y daca muy poco saludable para la democracia, no después de un amplio estudio en profundidad de todas las consecuencias de una independencia responsable, tanto de las que atañen al Estado español como de las que atañen a la UE, como de las que atañerían al posible nuevo Estado catalán. Si se quiere un modelo a la vista, ahí está el Brexit inglés, la salida de Reino Unido de la UE mediante un referéndum que era legal, el que después les llevó a un acuerdo con la UE, el que ahora el Parlamento de Londres no es capaz de gestionar, siendo la conclusión más generalmente aceptada que el error fue no haber negociado el acuerdo antes de convocar al referéndum, lo que hubiese puesto a los votantes ante la realidad de lo que se les venía encima. Pero la política es así de guarra, no repara en trampas ni en puñetazos al aire.

            Es el mismo puñetazo ante el que se encuentran hoy los independentistas catalanes, que han votado por la independencia de Cataluña sin tener la información necesaria para haberlo hecho con conocimiento de causa. Es que todo esto del procés no ha sido algo consistente, que haya apuntado con inteligencia al objetivo de la independencia, sino que ha sido una farsa de la que puede salir cualquier cosa. Pero quizá lo más duro de todo sea que los primeros farsantes, los dirigentes, tengan conciencia clara de su farsa, de la imposibilidad de salir del escenario teatral en el que se han montado, para saltar al patio de la vida donde está la realidad. Éste es el drama que está viviendo Cataluña. Queda la esperanza de que la terquedad de sus dirigentes no haga que la sangre llegue al río y que todo acabe en una lamentable tragedia.

JULIAN SANZ

socio de ACP

2 comentarios en «LA INDEPENDENCIA DE CATALUÑA: ¿UNA FARSA?»

  1. Como dicen los historiadores (E. Hobsbawm), primero fué el nacionalismo (la ideología, el imaginario) y después la nación. Y añado yo, y seguidamente el derecho a decidir.

    Historia: se dice que, inspirados en el romanticismo del s. XIX y con el marco mental, la estructura de las religiones (sacrificio, santos, papas y popes, mártires, credos e imaginarios, ritos y liturgias, símbolos, fiestas de guardar, flores a Maria, etc., etc.), los burgueses (de la metrópolis, no en las colonias) en la época de la Revolución Industrial, para capear y encaminar las revueltas obreras del momento, se sacaron de la manga el nacionalismo y embaucar al personal. Es esa ideología la que proyectan retrospectivamente para ver la Historia según su prisma interesado.

    Si intentamos saber qué es nación, los más conspicuos historiadores no llegan a acuerdo en su definición, ni en su delimitación o concreción. Unos hablan de que se integra con determinados elementos (apuntan lengua, cultura, etnia, raza, etc.) y otros, señalan diferentes. Todos ellos han tenido su evolución histórica: han sido nacidos y derivados, intermezclados, manipulados …, con elementos de las diferentes zonas europeas, lo que dificulta concretar su pureza o singularidad por mucho que haya académicos intentando normalizarlas (es decir, imponer uno), por no decir imposible. Además, ninguno de esos elementos son fuente, ninguno otorga derechos (ni siquiera el “a decidir”). Por ejemplo, en la Tierra hay miles de idiomas, pero muy pocos tienen derechos, o naciones, o gobiernos.

    Si procedemos de manera similar para concretar lo que sea pueblo, dejando al margen su acepción geográfica o local, concluimos la misma inconcreción y ambigüedad.

    Si hacemos lo propio respecto al derecho a decidir, llegamos a conclusión similar. No hay más que hacer una búsqueda en Google para comprobarlo. Con el añadido de que tal abstracción y ambigüedad “es un derecho” (sería un “a decidir”, que los técnicos denominan concepto jurídico en blanco o indeterminado. Como los dos anteriores.) que no está recogido en ninguna legislación. En realidad sólo es una estratagema para para conseguir la independencia.

    Nación, ¿qué es eso? ¿Y el pueblo? ¿Y el derecho a decidir?

    Es lo que sucede con los conceptos abstractos, que no hay manera de concretarlos, como Dios. Y quizás por ello, la que arman: siempre suelen haber poderes que quieren concretar esa abstracciones según sus intereses y, para ello, no reparan en gastos: Dios y nación, religiones sobrenaturales e infraterrenales, son el núcleo de las ideologías más criminales de toda la historia, y el nacionalismo con sólo poco más de un siglo de existencia, se lleva la palma. Su peligrosidad y criminalidad asesina está contrastadísima. Y es que ya lo decían los neopositivistas o empiristas lógicos, y Wittgenstein en particular, en su análisis lógico-lingüístico: los conceptos (abstractos, metafísicos) que carecen de significado o, si lo tienen (ej., unicornio), carecen de referente real, no tienen sentido y conviene desalojarlos y poner de manifiesto su naturaleza engañosa porque sólo traen problemas.

    No sólo crean problemas y son peligrosas (las que más), es que pueden ser utilizadas a conveniencia de papas y popes para su negoci propi. Es lo que sucedió durante la Rev. Industrial y posteriormente en las otras guerras europeas (no en colonias), la última en la ex-Yugoslavia. Por eso conviene tener presente las circunstancias y los tiempos en que comienza el cotarro catalán: para ver, entender por qué, para qué lo ponen en marcha y ver la finalidad que cumple. ¿No es curioso que se iniciara el jaleo tras una reunión de los popes máximos de las derechas, durante varias horas? Y ello a pesar de que A. Mas ni siquiera llevara el asunto en su programa electoral. Sin embargo, la crisis por los robos tenía a la ciudadanía en movimiento. Y lo cierto es que gracias al Procès, lo anularon completamente, 15M incluido, desaparecieron, el Procès se adueñó de todo (incluso contribuyó al declive de Podemos). ¿No se parece mucho, no coincide con lo que sucedió durante la Rev. Industrial? Entonces, ¿cuál es la naturaleza y la función del nacionalismo? Claro que, para la eficacia en la plebe, en especial la grey, no hay nada como revestir la cosa con la parafernalia, el boato, el aparataje apropiado. ¿Y la grey, cómo se consigue una buena grey?

  2. El auténtico propósito del referéndum catalán y propuestas para resolución de la cuestión catalana
    Los “independentistas” mintieron también en la pregunta que era el contenido de su referéndum: “¿Quiere usted que Cataluña será un estado independiente en forma de república?. En éste referéndum ilegal se hacía una pregunta-trampa capciosa y engañosa, destinada a que los votantes dijeran “sï”, igual que si a alguien se le pregunta si quiere ser obsequiado con 1 millón de euros. En España, como en cualquier otro país del mundo civilizado, está prohibido hacer referéndums con contenidos falsos o imposibles, arengando a la población a cosas imposibles o ilegales. Y eso lo explico a continuación.
    Escuchando durante mucho tiempo a Oriol Junqueras y los demás dirigentes “independentistas”, vemos cómo realmente no quieren un “Estado Independiente con forma de República” (aunque eso arengara a la población y eso dicen siempre los “independentistas”). Los “independentistas” quieren su República catalana como Estado Libre Asociado a España (como Puerto Rico), con unas condiciones inasumibles para ningún Estado del Mundo. Los líderes independentistas saben que Cataluña no puede ser un Estado independiente, porque ellos mismos saben que esto supondría la expulsión automática de la Unión Europea y el aislamiento y quiebra definitiva de Cataluña, una CCAA que depende para su subsistencia del apoyo financiero del Estado Español y la Unión Europea. Además, ningún catalán iba a renunciar a todos sus enormes derechos de su condición de ciudadano español. Es imposible constituir un Estado independiente sin ciudadanos adscritos ni sin ningún apoyo internacional, excluido de todos los organismos internacionales y quebrado económicamente.
    Ni España ni ningún Estado del mundo querría conceder la doble nacionalidad en estas condiciones –nunca ha sucedido-, además de ser ilegal. En este pretendido imposible “Estado Libre Asociado”, los ciudadanos catalanes disfrutarían de la doble nacionalidad catalana y española, y para los demás españoles nos aplicarían la ley del embudo, es decir, Cataluña se quedaría con todos los ingresos de los catalanes (la Agencia Tributaria Catalana) y además todos los catalanes y todos los organismos de ese nuevo Estado Libre Asociado seguirían disfrutando de todo el sistema de pensiones español y todos los beneficios, subvenciones, garantías y libertad aduanera de la ciudadanía española y europea -bien saben los independentistas que a todo ciudadano español no se le puede quitar su ciudadanía- a través del Estado Español. En contrapartida, el Estado Español -es decir, el resto de los españoles-, se quedaría con toda la Deuda Pública y todas las obligaciones del sistema de pensiones y muchas más, y todas las obligaciones, gastos y compromisos de nuestra pertenencia a la Unión Europea, pero ningún ingreso de ese nuevo “Estado Libre Asociado de Cataluña”. Los “independentistas” conservarían también de España sólo lo que les conviene: el sistema electoral que tanto les ha beneficiado y les ha hecho aparecer como vencedores en muchas elecciones.
    Por otra parte, Cataluña ya hace muchos años que funciona como una Comunidad independiente – no como una Comunidad Autónoma-, en el sentido de que dentro de un Estado muy descentralizado como el nuestro tiene un nivel de competencias muy elevadas –superiores incluso a los Estados Federales-, e incumplen y transgreden sistemáticamente la mayor parte de la normativa española dictada por las pocas competencias que le quedan al Estado Español: cuota del 25% de las clases en castellano, etc.
    En definitiva, los “independentistas” ni siquiera son independentistas porque en realidad ya lo son para lo que quieren y los que les conviene y lo único que quieren es ser independientes en la recaudación tributaria, y para establecer privilegios económicos y sociales de todo tipo en su región. Todo eso a costa de España.
    Esta es la auténtica realidad, porque sabemos que tendrían pocas competencias más siendo un “Estado independiente” -porque saben que muchas competencias del Estado Español están transferidas de facto a Europa- y otras no las quieren realmente, pero utilizan desvergonzadamente todo tipo de argumentos falsos como “derecho de autodeterminación de los pueblos”, “constituir un Estado Independiente con forma de República”, “lucha por los derechos civiles”, “libertad presos políticos”, ”la democracia es votar en un referéndum”,”España no dialoga con el pueblo catalán”.
    Es todo una gran farsa. Su único fin es conseguir privilegios de todo tipo para los ciudadanos españoles que residen ahora en Cataluña, es decir, los catalanes.
    Bajo todas estas falsas demandas de libertad, autodeterminación de los pueblos y democracia de los falsos independentistas, sólo se esconde el egoísmo de quien pretende volver a los nacionalismos y a los sentimientos identitarios de tribu, supremacistas y rupturistas que nos llevaron a Europa a tantas guerras y problemas en el pasado, quedarse con toda la recaudación propia de una región, y lo más grave, todo ello a costa de romper todo el marco normativo, de libertadas y derechos que hemos acordado en el Estado Español –un Estado ejemplar reconocido mundialmente en materia de respeto de derechos y libertadas- y en la Unión Europea. Un sistema que nos ha llevado más de 50 años conseguir en Europa.
    Todo esto que he contado bien lo sabe Artur Mas, que es el que abrió con el “proces” la caja de pandora de toda esta gran mentira que es el “independentismo” catalán, cuando el gobierno español denegó a Cataluña el sistema de privilegios fiscales que tienen las Comunidades Autónomas Vasca y Navarra. Y entonces vieron Artur Mas y los demás dirigentes que el modo de hacerlo era presionando Estado con el inicio del “proces”. Y PDCAT, Esquerra Republicana y los otros partidos supuestamente independentistas siempre han sabido que para ejecutar este plan de presión e imposición al Estado Español para conseguir sus privilegios, cuentan con el sistema educativo público catalán y la TV3, que ya funcionan desde hace muchos años como poderosas armas de adoctrinamiento en el pensamiento único independentista catalán, y de represión y odio hacia todo lo español.

    Sugerencia:
    El PSOE utiliza el argumento muy razonable de que en Cataluña hay un problema de convivencia. ¿Pero cuál es la principal causa de ello?. Solo tienes que ver a los niños recitar lo que aprenden o desaprenden en los colegios catalanes: no hay casi ninguna referencia a España ni a la Constitución en los textos escolares, y las pocas referencias que hay son como Estado opresor, ni siquiera se permite hablar en español ni mostrar ningún símbolo español. Además los mismos profesores llevan a los niños a actos independentistas. Así es normal que haya problemas de convivencia con los niños y padres que vienen de “España” a estudiar en colegios con profesores y alumnos que les odian y no les dejan expresar su identidad.
    También puedes escuchar cualquier telediario de la TV3 y o la serie Polonia –que no tiene nada de gracia-, que son instrumentos de los separatistas en los que se habla sistemáticamente de España y los españoles como opresores. Es decir, se fomenta el odio hacia lo español sistemáticamente. Por cierto, todo ello con dinero público, de todos los españoles.
    ¿Qué propongo?
    En primer lugar, tienen que unirse los partidos de ámbito nacional: PSOE, PP, CIUDADANOS, etc. para
    1.- Cambiar la Ley Electoral para dejar de favorecer en las elecciones tanto a los partidos de ámbito local (a los nacionalistas). La representación debe ser más proporcional.
    2.- Proponer una reforma del sistema educativo para imponer en todo el Estado Español (también en Cataluña) asignaturas en el currículo (como pasa en Francia y en todos los países civilizados de nuestro entorno) el estudio de la Constitución, de España, y de la Unión Europea, de modo que aprendan todos los excelentes valores en los que se basa España. En Cataluña, conociendo la Constitución y el resto de España, los estudiantes catalanes dejarían de odiar a España.
    3.- Por otra parte, no se puede ignorar permanente las pretensiones de una parte importante de la población española de sus anhelos de autodeterminación.
    En este sentido se puede hacer un referéndum consultivo en España, de acuerdo con el artículo 161 de la Constitución, acerca de la “cuestión política de especial trascendencia” del abordaje de las cuestiones nacionalistas y su pretensión de la “autodeterminación”.
    Las preguntas podrían ir encaminadas a conocer la posición de los españoles, incluidos los catalanes, sobre la necesidad de cambiar la Constitución para dar cabida a estas pretensiones.
    Las preguntas podían ser las siguientes:
    “¿Desea Vd. que sea modificada la Constitución para dar cabida al derecho de autodeterminación de determinadas zonas del territorio?”
    “¿Desea Vd. que Cataluña continúe formando parte del Estado Español y de la Unión Europea?”
    “¿Desea Vd. que el País Vasco continúe formando parte del Estado Español y de la Unión Europea?”
    En el caso de que los españoles manifestaran su deseo de modificar la Constitución, habría que iniciar el proceso de reforma de la Constitución.
    Este referéndum también debería satisfacer a los “independentistas” catalanes en sus pretensiones reales de privilegios fiscales.

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