El magma de la nación que nos quieren traer

Por Chema Sabadell || Frente Cívico Somos Mayoría

La nación eterna, aquella que llega a nosotros desde el principio de los tiempos con la pasión insatisfecha de la confirmación – afirmación de su personalidad, es sencilla y llanamente mentira, y, al contrario de lo que invariablemente vienen haciendo los nacionalistas, la buena convivencia con el resto de España ha sido la norma durante más de medio milenio. La Nación catalana es una construcción del nacionalismo que arranca de las primeras décadas del siglo XX y tiene su origen, como todo el mundo sabe, después de la crisis del 98, con la liquidación del imperio colonial en el que tan bien implantados estaban los capitalistas catalanes.

El 11/S, mito sagrado del nacionalismo conmemorando la derrota austracista de 1714, ha sido ignorado por el ser catalán durante al menos doscientos años y rescatado como estandarte por el nacionalismo como piedra angular de su ideario nacionalista, convirtiendo un asunto de sucesión a la corona de España en una supuesta secesión de Cataluña. Media España fue austracista, así como buena parte de Cataluña fue borbónica.

El asunto de la lengua y la cultura catalanas, desconectado (desconexión) del hecho, si no universal sí europeo, de los procesos de modernización es simplemente un fraude. La lengua y la cultura catalana, una vez superado el franquismo de los primeros tiempos, han gozado de un impulso formidable y sostenido, acentuado tras la recuperación de las instituciones democráticas en 1.979.

Hoy, en la dictatorial, centralista y cárcel de pueblos, que según el secesionismo es España, la lengua y la cultura catalana gozan de vigor y prestigio equiparable a las lenguas modernas europeas. Francia, republicana y democrática a lo largo de los últimos doscientos años, no reconoce esa particularidad cultural. Del mismo modo, Gran Bretaña funde el gaélico. En España, el catalán, hablado y escrito, se subvenciona, se impulsa y se imparte en la enseñanza, hasta el punto de arrinconar al castellano.

Desde la discriminación económica, la acusación calumniosa y falaz de ser expoliada (el conocido España nos roba) ha sido desmontado con todo lujo de detalles por J. Borrell y J. Llorach, con vapuleo, intelectual se entiende, a Junqueras incapaz de defender la calumnia en debate televisado. Cataluña está a la cabeza del desarrollo económico de España, en claro contraste, una vez más, con el nivel comparado de desarrollo económico de la Cataluña francesa, ubicada en el vagón de cola de la economía francesa.

El secesionismo, y la ideología nacionalista que lo sustenta, se apoya en Cataluña sobre estas tres falsedades:

  1. La nación catalana es una construcción del nacionalismo catalán. Cobra vida ya bien entrado el S. XX. No hay agravio nacional porque no hay nación eterna.
  2. La lengua y la cultura catalana, si bien tuvieron cierto maltrato durante el franquismo y estaba excluida del sistema educativo, su uso nunca estuvo perseguido.

En los años sesenta era frecuente encontrar en las páginas de demandas de empleo en la prensa local anuncios en los que se exigía el conocimiento del catalán para ocupar muchos trabajos. El uso del catalán era corriente en las familias de cultura catalana y buena parte de la inmigración se incorporó a su uso mucho antes de que llegara la norma. Hoy, tanto la lengua como la cultura catalana gozan de inmenso apoyo institucional y de prestigio social, en tanto que el castellano, lengua mayoritaria en la comunidad ha quedado relegado al rincón de las marías y los patios de los colegios, algo impensable tanto en Francia como en Gran Bretaña.  No hay agravio cultural porque el catalán es la lengua social de prestigio.

  1. Cataluña figura a la cabeza del desarrollo económico y social de España, equiparable a las economías de Madrid, el País Vasco y Navarra. Su contribución a la economía nacional es correspondida por la devolución que, por diferentes vías, hace el Estado a esta comunidad. Cualquier desajuste que pueda percibirse queda sujeto a su tratamiento puramente administrativo orientado a la equidad. No hay agravio económico. Cataluña está a la cabeza del desarrollo económico de España.

Concretadas estas tres falsedades bien podría concluirse que la dinámica secesionista es alimentada por las élites económicas (que manejan a la dirigencia política) en función de sus ambiciones particulares, así como en el odio que, poco a poco, se ha venido inoculando en la sociedad a base de búsquedas constantes de diferencias (cuarenta años buscando diferencias), agravios inventados y xenofobia practicada.

Al estado de la cuestión en el que hoy nos encontramos se ha llegado, a mi entender, en un proceso en el que hay que contar.

  1. Las ambiciones desaforadas de la élite nacionalista, buena parte de ella imputada o en prisión a causa de su desmesurada cleptomanía. En una mano la senyera (hoy estelada) y en la otra un saco de dinero a ocultar en las cuevas de Queralb o en cualquier paraíso fiscal.
  2. La irresponsabilidad de los partidos del turnismo que elevaron a un presunto ladrón a la categoría de gran estadista como pago a los 16 o 18 diputados que decidían entre medidas reaccionarias y/o medidas retrógradas y sostenían al ocupante de la Moncloa.
  3. La aniquilación del movimiento obrero y la desarticulación de las organizaciones de los trabajadores (toda variante de comunistas, con el PSUC a la cabeza) que hace bascular a las élites dirigentes hacia la instrumentación del hecho nacional.
  4. La trampa de la balsa d’Oli que ha venido pregonándose durante treinta años y que se concretaba en que una parte de la sociedad, la nacionalista, hacía y deshacía, se organizaba, escondía su objetivo último y ganaba hegemonía de forma fraudulenta. Cualquier contestación a esas políticas era anatemizado con los medios poderosos de que dispone el nacionalismo gobernante, plenamente volcado en la aniquilación de toda contestación y el trágala permanente de las fuerzas charnegas, claves, no lo olvidemos, en la lucha por la recuperación de las libertades en las que ha prosperado el nacionalismo. La balsa d’Oli ha dejado de ser tal en el mismo momento en que una parte de la sociedad, desde diferentes perspectivas, desde distintas procedencias ha decidido que no puede continuarse con el trágala que tan bien ha funcionado a lo largo de décadas. Se reconozca o no, hoy la convivencia está quebrada. Recomponerla me temo que va a ser una tarea larga, muy, muy larga.

CronicaPopular • 5 Septiembre, 2017 •

2 comentarios en «El magma de la nación que nos quieren traer»

  1. Excelente. Mucha claridad en las ideas y muy bien expresadas y sintetizadas.

  2. Preguntaria a Chema que dijese quien es y mas para utilizar el nombre del Frente Civico Somos Mayoria, se lo pregunta Clara Rivas miembro de la Mesa de Catalunya

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