La Diada y el noveno mes de bloqueo institucional

Desbordando los eslóganes al uso, deseo conmemorar hoy la celebración de la Diada en Cataluña y el casi el noveno mes de bloqueo político institucional, con documentos y reflexiones varias que me permitan ahondar un poco más en una situación que me parece crítica (crítica para la democracia) y romper moldes, tópicos, consignas, creencias, credos políticos (la política también puede ser y es alienación), convenciones lingüísticas (el que domina el lenguaje domina la realidad) y otros «valores» y principios de ulemas y prosélitos, con tal de entender y explicarme lo que sucede y progresar en la idea motriz de la capacidad transformadora de la ciudadanía democrática, redundancia donde las haya: la ciudadanía es democrática o no lo es, es constitucional o es una quimera.

Lo otro, los «derechos colectivos» y comunitarios que propician la sustitución y sojuzgamiento de los derechos y libertades ciudadanas, individuales, por los derechos y libertades de «pueblos» inventados por «constructores» medievalizantes y la reacción romántica del volk y guiados por una serie de ulemas y padres de la patria,  que interpretan la voz incorpórea del pueblo elegido como un destino colectivo  teleológico, etc., eso otro -decía-, ha sido la materia gris y propagandística de los nacionalismos y fascismos del siglo XX y de  los nacionalismos presentes de la «Europa de los pueblos». Este ha sido el lema que hoy ha esgrimido Ada Colau, rodeada por su cohorte de encomú y podemitas: el referéndum en nombre de la libertad de los pueblos y de su derecho a decidir y en nombre asimismo de la Europa de los pueblos. Lo manifestaba mientras participaba en la manifestación nacionalista de la Diada. Ese mismo lema, podéis encontrarlo en internet, lo utilizan los grupos nacionalistas y neofascistas europeos, que, sin el tapujo de sus homólogos españoles, dan a entender con claridad que derecho a decidir de los «pueblos» es el derecho a decidir sobre la democracia. Es exactamente ese el significado originario del derecho a decidir esgrimidos por los sudistas frente a la constitución de EEUU o unionistas, que originó la Guerra de Secesión. Sobre el particular, traigo a colación un artículo del historiador Álvarez Junco, «formidable» según Jesús Royo, quien me lo emitió y que reproduzco líneas abajo, tras los dos breves del propio Jesús Royo.

1.- Empiezo por un artículo de Jesús Royo, breve, conciso, polivalente, polisémico…, en cuanto en pocas palabras y precisos conceptos muestra la historia, mitología, antropología, manipulación política, teoría y funcionalidad del 11 de Septiembre, fecha de la Diada, que hoy se ha celebrado con la camisa nueva del soberanismo de cara al sol de la secesión o independencia. Para los que no sepan (que, parece mentira, son todavía legión) lo que hay bajo la celebración del 11 de septiembre, Jesús ofrece un resumen antológico. Las connotaciones ideológicas y políticas de la manipulación en que se sustenta la Diada tienen muchísimo que ver con el bloqueo político e institucional al que nos arrastran los políticos representativos de los partidos y sus fans.

2.- El segundo artículo de Jesús, que reproduzco al pie, tiene que ver con las razones últimas del bloqueo de la situación política creada por el vigente régimen de partidos y especialmente por los antisistemas.  Los antisistemas, hasta ahora, desbloqueaban sistemáticamente las situaciones habituales de bloqueo mediante el procedimiento de prestar sus escaños en las investiduras a cambio de garantizar la no injerencia del sistema constitucional  en las «competencias propias», que es como se daba amparo a los «procesos de construcción (o reconstrucción) nacional, y de otros privilegios fiscales y contrapartidas presupuestarias. Era uno de los pilares, junto al bipartidismo, del viejo régimen de partidos o partitocracia. La situación ha cambiado o, al menos, vivimos un tránsito a nuevo sistema representativo, de partidos y electoral. En esa línea encajan algunas de las propuestas resolutivas que propone Jesús Royo. No quiero dejar de pasar la ocasión de recordar dos momentos estelares de esa dinámica de pactos de investidura: el abrazo de Roma entre Felipe González y Pujol, por el que el gobierno y los socialistas eximían a Pujol de aplicarle la ley por los agujeros negros de Banca Catalana (peor que el escándalo del dinero de la herencia y el blanqueo) y la defenestración de Vidal-Quadras por Aznar tras hablar catalán en la intimidad.

Son unas opciones resolutivas que me gustan en cuanto ciudadano no representado en el Congreso de los Diputados ni en ningún otro Parlamento desde el 15 de junio de 1977, es decir, nunca. Como tantos millones de ciudadanos que se abstienen o bien, como en mi caso, votan a candidaturas que no alcanzan representación parlamentaria, debido a la vigente ley electoral, o votan en blanco o  escaños en blanco. ¿Cómo puede atraerme una política representativa que no me representa y que, para colmo, premia a los antisistema nacionalistas? Mi legitimación de la democracia que tenemos no proviene obviamente, de mi identificación con ninguno de los que ocupan los escaños del Congreso, ni obedece al seguimiento de ninguno de estos partidos ni soy beneficiario  de ninguna de sus redes clientelares ni me siento adepto a ninguna de las iglesias ideológicas que le dan soporte… Si no por lo que expone Álvarez Junco (3).

Los adjuntos aportan varios análisis que contribuyen a una cabal comprensión de lo que sucede en Cataluña- Es necesario ahondar en la nueva menestralía y clerecía catalanas, claves en el armazón social y el radicalismo, tan paralelas a los fascistoides de la crisis de finales de los años 20 y los años 30 del siglo pasado. Cómplices con el nacionalismo es un artículo en el autor dice lo que dice porque lo dice desde aquí; sería imposible decirlo allá. Por último, reproduzco un debate sobre las naciones y los nacionalismos de un grupo de facebook en el que participo. Precisamente el debate lo inicia un contertulio que aduce una cita de Álvarez Junco.

Rafael Núñez
Periana, 12/09/2016

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CIENCIA RECREATIVA DEL BLOQUEO
Por Jesú Royo Arpón
El tema del bloqueo institucional en el que estamos, y que nos lleva de bruces al despeñadero de las terceras elecciones, debería abordarse desde la teoría matemática de juegos. No soy matemático, pero echo el cebo por si alguien pica. A lo mejor de esta crisis sale algo positivo que nos ilumine de cara a perfeccionar el proceso de elecciones y formación de gobiernos.
Para mí que las actuales reglas de este juego dificultan la elección y favorecen el bloqueo, cosa totalmente incoherente con cualquier reglamento de juego. Las reglas no deben permitir –ni menos estimular- que un jugador pueda sentarse encima de la pelota. Pues eso es lo que vemos en el Parlamento: es demasiado fácil rechazar una propuesta de gobierno, mientras es demasiado arduo que sea aprobada. El PSOE no puede formar gobierno, pero puede impedir que lo haya indefinidamente.
Nuestro problema es que hay una nutrida cantidad de escaños antisistema. No se me alarmen. Son antisistema en el sentido que no comparten algún elemento esencial de la Constitución: los nacionalistas (ERC, CDC, PNV, Bildu, total 24 escaños) y Podemos (71 escaños). Los nacionalistas reclaman una soberanía “propia”, y su horizonte es irse cuanto antes. No aceptan el campo de juego, ni las reglas, ni el juego mismo: su aspiración es montar una liga aparte. Y los populistas aspiran a “tomar el cielo por asalto”: cambiarán las reglas de juego sí o sí. Es decir, su respeto a las normas es instrumental, táctico, provisional. Representando a “la gente que sufre”, se sienten autorizados para cargarse lo que haga falta. Son un total de 95 escaños con un NO asegurado, o casi. En estas circunstancias, la oposición a cualquier gobierno lo tiene muy fácil. Siempre contará con 95 noes “de oficio” para sumarlas a su NO. El PSOE, con sus 85 votos no puede formar gobierno, pero cuenta con los 95 antisistema (total 180) para impedir el gobierno del PP. No ganará, pero puede impedir que haya partido. Puede llevarse la pelota.
La solución consistiría en estimular al que da juego y penalizar al que lo impide. Estrategias posibles:
a) el factor tiempo: los líderes acuerdan repartirse los cuatro años de la legislatura en proporción a sus escaños, a cambio de un pacto mutuo de estabilidad. Pacto frecuente en ayuntamientos.
b) do ut des: dar hoy el apoyo necesario, a cambio de que en el futuro en una situación simétrica (cuando el PSOE necesite los votos del PP) reciba el mismo apoyo.
c) cambiar las reglas-1: elecciones a segunda vuelta. Una semana después de votar el Parlamento, se vota al presidente entre los dos primeros líderes. Parecido a Francia.
d) cambiar las reglas-2: si solo hay un candidato a presidente, es nombrado de oficio. Si hay dos, los diputados pueden votar a uno, a otro o abstenerse, pero no se admite votar NO. Se nombra al más votado. En línea con la “moción de censura “constructiva”.
Todo antes de repetir elecciones, como prevé la Constitución. Ya decían que nuestra Constitución era demasiado larga, que descendía a demasiados detalles, y aquí se ha visto claro. Con el artículo 99 tenemos un problema innecesario. Si el pueblo es soberano, está claro que no se le puede enmendar. El recurso a otras elecciones no debería usarse nunca, ya que no es el pueblo quien vota mal, sino los políticos quienes pactan mal, o simplemente no pactan: y están justamente para eso. Es su deber.

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