La primera industria de Israel y la especulación

Introducción

Durante la primera mitad del siglo 20, los judíos con conciencia social en los Estados Unidos organizaron una amplia red de asociaciones de solidaridad y de caridad, financiadas en su mayoría con pequeñas donaciones, rifas y cuotas del sueldo del trabajo y de los benefactores de clase media baja. Muchas de estas asociaciones se ocuparon de las necesidades diarias de los trabajadores judíos, de los  inmigrantes y las familias necesitadas. Algunos estaban vinculados a los sindicatos, los partidos socialdemócratas y de izquierda. Sus líderes eran, en muchos casos, las personas que trabajaban largas horas dedicadas a la resolución de problemas e intervenir en las crisis locales. Percibían un modesto sueldo -cuando se disponía de fondos- comparable a la de un trabajador cualificado.

Unos pocos grupos de mujeres, como el Hadassah, iban de puerta en puerta en los distritos comerciales predominantemente judíos, llegando hasta los tenderos judíos y no judíos con los boletos de la rifa para la compra de camas en los hospitales hebreos en Palestina / Israel. La ética predominante fue mejorando el sustento de los judíos en los Estados Unidos, equiparándose a los grupos de trabajo de izquierda de América en frentes unidos contra el fascismo, el racismo y el nacionalismo de  las organizaciones supremacistas nacionales, étnicas y raciales. Hasta el establecimiento de Israel, las organizaciones sionistas eran una pequeña minoría en la comunidad judía, sobre todo entre la clase trabajadora judía.

Crecer en una comunidad de clase trabajadora multiétnica (Lynn, Massachusetts), significaba que la  mayoría de nuestros amigos y vecinos judíos eran trabajadores y pequeños comerciantes: pintores de casas, contables, carpinteros, conductores de camiones (Gatso Feldman), reparadores de ventanas (una larga barba blanca de rabino), compradores de chatarra (Sr. Stone) en su vagón remolcado por un caballo y vociferando su negocio con su voz ronca de whisky (¡»Rax, Rax, Rax»!) (Rags en inglés, cosas para desechar en español, N. del T.), amén de carniceros, panaderos, dueños de farmacias, sastres Sam, usted hizo los pantalones demasiado largos «), trabajadores de piel y cuero (Goldie Goldstein), almaceneros y unos pocos propietarios. Por el lado de la sombra, había oscuros salones de billar (Marty Z), prostitutas (Sophie K) y mafiosos (Louie F). A mediados de los años 1950, los judíos y no judíos estaban comprometidos en la búsqueda de un camino para excluir a los antisemitas y reaccionarios Feeneyites (1) de la comunidad de Boston.

Pero los cambios de los acontecimientos  en década de 1940, comenzaron a tener lugar bajo presión. Como dice mi amigo judío de la universidad «Un día, la foto de Karl Marx, colgada en el frente de su salón de clases yiddish, fue derribada y sustituida por uno de Theodore Herzl, el fundador del sionismo». Las razones eran de dos tipos: primero, Joseph McCarthy el anticomunista venía a la ciudad para interrogar y estaban las listas negras de los dirigentes del sindicato de electricistas Unidos en el gigante local de planta de General Electric en Lynn. En segundo lugar, la fundación de Israel convirtió a los directores de la socialdemocracia yiddish de izquierdistas a sionistas, y los sionistas no estaban en la agenda de McCarthy. A mediados de los años 1950, el giro a la derecha entre las asociaciones de trabajadores judíos era visible, ¡literalmente! Una noche, después de nuestros estudios, me encontré con dos amigos judíos y caminamos hasta el bar de Peter (cervezas de 10 centavos con un rancio sabor posterior). En el camino, mis amigos me argumentaron acerca de la política izquierdista. Paul estaba por la socialdemocracia, Lenny a favor del trotskismo y yo era la audiencia y un potencial adherente. Al pasar por la ventana de la tienda del Círculo Workingman (una organización Yiddish pro-laboral)  Lenny se detuvo y triunfante señaló un cartel en la ventana ¡de reclutamiento de Marines de EE.UU.! Paul estaba destrozado.

A los 14 años de edad, me fui a trabajar en la tienda de pescado de mi padre en la vecina ciudad de Revere, donde la gran mayoría de nuestros clientes eran judíos, muchos de ellos inmigrantes de Vilnius. Aunque había varios mercados de pescado de propietarios judíos, mi padre compitió con éxito debido a su caminata diaria a los embarcaderos de Atlantic Avenue, en Boston, para proveer a sus clientes con el pescado más fresco, capturado la noche anterior por los pescadores italianos del North End.

De los miles de clientes, recuerdo sólo un par de casos de supremacía judía: Una señora conocida como «yenta», (desagradable mujer) entró en la tienda, vio nuestras tarifas y luego dijo: «¡Con estos  precios, podría comprarle a un judío»!  ¡No hace falta decir que fue enviada de regreso a su camino con una lluvia de improperios griegos y en yiddish de mi padre y de su trozador de pescado a tiempo parcial, Julius, ‘el Bolchevique de Vilna’!

La gran transformación

Durante los últimos cincuenta años ha tenido lugar una profunda transformación dentro de las organizaciones judías, entre sus líderes y sus prácticas y políticas. La dirigencia judía actual ha convertido la caridad, las organizaciones de ayudas sociales y los programas en el extranjero para judíos de clase trabajadora en máquinas de hacer dinero para el enriquecimiento personal; convirtió las organizaciones benéficas que financian programas de salud para refugiados judíos que huían del nazismo en la financiación de los asentamientos coloniales de sionistas fanáticos armados y decididos a arrancar de raíz los palestinos , y organizó una poderosa maquinaria política que compra congresistas de los EE.UU. y penetra en el Ejecutivo con el fin de servir a objetivos militares israelíes. De defender los derechos humanos y la lucha contra el fascismo, los líderes de las principales organizaciones judías pasaron a defender  a todas y cada una de las violaciones israelíes de los derechos humanos de los palestinos, desde  detenciones arbitrarias de disidentes no violentos hasta la detención de menores en «jaulas». La prolongación de las prisiones administrativas sin juicio es aprobada por los líderes contemporáneos. En el pasado, la dirigencia  judía, especialmente los activistas laborales y socialmente comprometidos- habían unido fuerzas con los izquierdistas para oponerse a los políticos intolerantes, a las purgas de McCarthy y las listas negras. Los líderes de hoy practican la misma bravuconada, el chantaje y la política de listas negras contra los críticos de Israel y sus apéndices sionistas.

El gran cabrón: la primera industria de Israel

En el pasado, los líderes judíos de las organizaciones de ayuda social que recibían salarios modestos que no iba más allá del de  los trabajadores calificados. Hoy en día, los líderes de las principales organizaciones judías «sin fines de lucro» son millonarios que perciben entre 200.000 y 800.000 dólares anuales, más las asignaciones lucrativas para «gastos de negocios» (viajes, alojamiento, comidas, etc.) que suman otro 30% a sus ingresos.

El semanario judío social-liberal moderado The Forward, completó recientemente un estudio de los sueldos de los «sin fines de lucro» líderes judíos, con la ayuda de un profesor de la Escuela de Negocios de Wharton (Universidad de Pennsylvania). Entre los principales especuladores, estaba Abraham Foxman de la Liga Anti-Difamación (ADL) con un salario de 688.280 dólares, Howard Kohr del Comité de Asuntos Públicos Estados Unidos-Israel (AIPAC) – 556.232 dólares-, David Harris, del Comité Judío Americano (AJC) – 504,445 dólares-, Morton Klein, de la Organización Sionista de América (ZOA) – 435.050 dólares-, Janice Weinman de Hadassah- 410.000 dólares-, Malcolm Hoenlein de los Presidentes de las Organizaciones Judías Más Importantes (PMJO) -400.815 dólares-, Marcos Helfield de la Sociedad de Ayuda a la Inmigración hebrea -268.834 dólares- y Ann Toback del Workmen’s Circle/Arbeter Rin -185.712 dólares-. Esos sueldos y gratificaciones ponen los líderes judíos de las organizaciones no lucrativas en el 10% superior de los ingresos de los Estados Unidos -muy lejos de un pasado no muy lejano. De acuerdo con el análisis realizado por The Forward y el equipo de Wharton, «la mayoría de los líderes (chief executive officer – CEO) gozan de excesivas rentas, ganando  más del doble de lo que se espera que el jefe de una organización de su tamaño gane».

Mientras que el número de miembros ha disminuido en muchas organizaciones, especialmente entre la clase trabajadora y media baja judía, los fondos se han incrementado y lo más importante es que los líderes plutócratas han adoptado una política exterior militarista virulenta y políticas internas represivas. Forward describe a Abraham Foxman como que «desvía a ADL de la misión que se describe a sí misma como la lucha contra todas las formas de intolerancia en los EE.UU. y en el extranjero y coloca firmemente a la organización del lado del fanatismo y la intolerancia». Podemos añadir que la ADL fue declarada culpable de espiar a los grupos políticos en los EE.UU. y ha participado activamente en el acoso a instituciones académicas para despedir profesores y organizaciones cívicas, de cancelar los eventos críticos de Israel y la » Primera Industria de Israel» en los EE.UU…

La abrumadora respuesta de los lectores judíos a la encuesta de la Forward fue de indignación, asco e ira. Como comentó un lector: «La desconexión económica entre los sueldos de sus (CEOs) y los ingresos medios de los que contribuyen a sus obras de caridad es inaceptable». Otro lector indignado comentó sucintamente: «Gonefs! (¡ladrones!)». Muchos anunciaron que podrían cortar futuras donaciones. Un lector ortodoxo declaró: «Yo prefiero dar a un mendigo de la calle que a cualquiera de estos».

La baja en las donaciones de la clase  media-baja judías, sin embargo, tendrá poco efecto en la reducción de los sueldos o el cambio de política de los ‘sin fines de lucro’ CEO, por cuanto cada vez más dependen de las contribuciones de seis y siete dígitos de millonarios y multimillonarios judíos. Por otra parte, las contribuciones de los grandes donantes están vinculadas a la política de represión en el país y asegurar miles de millones de dólares de ayuda militar y programas de comercio del Tesoro de EE.UU. para Israel. Los donantes multimillonarios no se oponen a la financiación de los dirigentes millonarios – siempre que concentren sus esfuerzos en la compra de los votos de los miembros del Congreso de Estados Unidos y alineen sus políticas con los objetivos de guerra de Israel. Foxman continuará con su  «excesiva paga» por el funcionamiento de una organización con una membrecía en rápido declive, que no lucha contra el fanatismo, siempre y cuando él asegure grandes cantidades de dinero de donantes sionistas de derecha que valoran su éxito en sabotear el acuerdo provisional de la Casa Blanca con Irán y asegurar nuevas sanciones contra ese país en el Senado.

Del mismo modo, en 2013, el Director Ejecutivo de AIPAC, Howard Kohr, se embolsó 556.232 dólares en salario más 184.410 para «gastos» (740.647 dólares en total) por dedicar gran parte de su presupuesto y de los grupos de presión para luchar por las sanciones estadounidenses contra Irán, el apoyo a las guerras de Estados Unidos en el Medio Oriente por Israel , para la financiación de asentamientos sólo de judíos en Palestina y asegurar los vetos de los Estados Unidos a las resoluciones de la ONU que critican los crímenes de guerra israelíes.

David Harris, Director Ejecutivo del Comité Judío Americano (504.445 dólares más gastos) ha dedicado la mayor parte del tiempo y los recursos de la AJC para presionar al Congreso y al Ejecutivo a seguir la demanda de Netanyahu de sanciones más severas contra Irán. Harris es un mentiroso empedernido y calumniador. Según The Forward, «El 1 de julio (2013), un par de semanas después de que Hassan Rohani fue elegido como nuevo presidente de Irán, Harris acusó a Rohani de haber estado implicado en el atentado contra la AMIA, la sede del Centro de la comunidad judía en Buenos Aires, en el año 1994. Esto fue una semana después de que Alberto Nisman, el fiscal argentino (y un ardiente judío sionista) había informado al editor del Times of Israel, David Horvitz, que Rohani  no estaba en condición ni de acusado ni de partícipe en los hechos».

Conclusión

La gran transformación de las organizaciones benéficas judías estadounidenses se evidencia por el cambio (1) de la ayuda social para los judíos trabajadores, los inmigrantes pobres y los ancianos víctimas del Holocausto a la política de venta de influencias al servicio del Estado altamente militarizado de Israel, (2) de partir de la participación en el bienestar social para los judíos de América para llegar a la presión política para las transferencias militares a Israel, (3) de los líderes de base que comparten estilos de vida y las luchas con sus donantes para transformarse en dirigentes millonarios que agasajan a multimillonarios sionistas y traquetean las mesas en la Casa Blanca en beneficio de Israel, mientras pagan de costado a congresistas influyentes y (4) de haber llegado a una alineación con los estadounidenses que trabajan por la paz con justicia en Oriente Medio para abrazar cada monarca bocina de hojalata y cada dictador que firma la anexión israelí de la tierra palestina.

La clave para la transformación se encuentra en la transformación ideológica y estructural de los líderes de las organizaciones judías. El ascenso de la importancia –más aún, de la centralidad- de donantes sionistas millonarios /multimillonarios ha puesto en marcha a los líderes que reflejan la imagen de la visión de Israel-Primero y que a su vez se han enriquecido de manera similar. En segundo lugar, la gran transformación de las organizaciones benéficas judías ha sido resultado de la ascendencia de una ideología de supremacía étnica que considera como inferiores  a los «otros» y sujetos a ser gobernados por la inteligencia superior de los líderes políticos y de negocios judíos, y que ordena que el «desobediente» y el «disidente» debe ser castigado como ‘antisemita’ y condenado a la cárcel, el ostracismo de los medios de comunicación, la censura, amenazas abiertas y, por lo general, la pérdida del empleo. Una de las principales consecuencias de la subida al poder político de las organizaciones judías que una vez tenían conciencia social es el alejamiento de su base popular de masas. Los miembros han dimitido en protesta por el manipulador estilo de liderazgo autoritario de los CEO. Otros se han visto obligados a retirarse por hostigamientos y expulsiones. Pero, por sobre todo, la ciega sumisión política de los dirigentes a la política del Estado de Israel y el enriquecimiento personal ha alienado a un número creciente de jóvenes socialmente activos, así como de judíos de mediana edad que están desencantados con sus líderes estafadores.

A medida que el desencanto crece, los grupos organizados y los líderes actúan con mayor disciplina y agresión para preservar su falsa imagen de «representantes de la comunidad judía». Los disidentes judíos son silenciados o aislados. Los «líderes» CEO  y sus rabínicos aliados fusionan etno-supremacía, la menorá, la bandera israelí y la política de Israel  First en un poderoso instrumento de control interno. Sueldos lucrativos y enriquecimiento personal al servicio de Israel no son un crimen, sino son vistos como virtudes, al menos entre respetables… ladrones.

Recuerdo al hermano mayor de un amigo de la infancia, un judío que se unió a la Brigada Lincoln y luchó en el bando republicano en la Guerra Civil Española. Más recientemente, me acuerdo de un joven estudiante en la Universidad de Binghamton diciéndome que iba a Israel para servir en las Fuerzas de Defensa de Israel después de su graduación. Sin duda, esta joven «militancia» sionista estadounidense se traducirá en romper las piernas de los escolares palestinos que protestan. Sí, una «transformación» ha tenido lugar, pero debo confesar que prefiero los dulces y los cómics de la tienda de de Izzy Levine donde se socializaban los niños de la escuela del barrio, incluidos los descendientes de los sicilianos, los judíos de Odessa, los afro-americanos y los espartanos griegos, por encima de la actual corriente judeocéntrica  de los CEO que dirigen la industria de ‘Israel Primero’. Izzy era mucho más estadounidense que Abe Foxman, chantajista político, informante de la policía y millonario gonef.

James Petras, Rebelión, 28-01-2014

 

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