El presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, acaba de hacer unas declaraciones para criticar la propuesta que estudia la Junta de Andalucía de garantizar el suministro de agua y luz a las familias que perciban el salario social diciendo que “el todo gratis nos ha llevado a una deuda pública de niveles de casi el cien por cien”.
Lamento decirlo de una manera tan directa, pero estas declaraciones demuestran que las grandes empresas españolas están en manos de personas sin vergüenza, mentirosas y de muy mala sangre, pues es difícil creer que estando en los puestos en donde están sean tan ignorantes como para desconocer asuntos elementales de nuestra vida económica y social. Las declaraciones del señor Ignacio Galán tergiversan vergonzosamente la realidad, son falsedades que solo tratan de distraer la atención de la gente para que no se descubran los engaños y robos al Estado y a la población que realizan las empresas como la que él preside.
Antes de entrar en materia, hay que decirle al señor Galán que quienes dirigen la Junta de Andalucía y están estudiando esta propuesta no son tan tontos como quiere hacer creer, sino que saben perfectamente que esta medida, como otras orientadas a ayudar a familias que se encuentran en situación de exclusión social como consecuencia de las políticas económicas que se vienen aplicando para que personas como Galán tengan los ingresos que tienen, no es gratis. De hecho, el propio vicepresidente de la Junta de Andalucía que anunció su estudio advirtió que podrían costar unos 20 millones de euros. Y nadie en su sano juicio piensa en Andalucía que esa medida sea “gratis total”, sino que se sabe que es costosa. Si finalmente se adopta, será porque una gran parte de los andaluces la asumimos por un principio de solidaridad y corresponsabilidad que parece que el señor Galán no sabe lo que es ni por asomo.
Dicho esto, hay que señalar igualmente que el presidente de Iberdrola también miente cuando trata de hacer creer que la deuda pública tan elevada que hoy día tiene España se debe a estas medidas de solidaridad que él califica como de gratis total.
Antes de que empezase la crisis, España tenía superávit presupuestario y una deuda pública de menos del 40% de su PIB, muy por debajo de la de otros países europeos como Alemania, Italia o Francia.
Y si ahora tenemos una deuda cercana al 100%, no se puede decir ni mucho menos que haya sido por culpa de que hayan aumentado las medidas “gratis total” a las que se refiere Galán. Todo lo contrario. Cualquier persona mínimamente informada sabe que lo que ha bajado en estos años han sido precisamente los gastos en educación, sanidad o pensiones públicas. Por tanto, es materialmente imposible que estos sean los que han aumentado la deuda pública de menos del 40% al 100%.
La deuda pública ha aumentando en España porque desde 2008 se vienen reduciendo los ingresos públicos a causa de la crisis que provocaron los bancos, porque a éstos últimos y a las grandes empresas, como Iberdrola, y a los patrimonios multimillonarios se le vienen dando sin cesar desde entonces ayudas gratis, bien sea aumentando el gasto hacia ellos, bien sea disminuyendo los impuestos que tienen que pagar; y, sobre todo, porque ha habido que financiar la deuda que todo ello ha generado en mercados donde los grandes grupos financieros hicieron el agosto ante la inacción de las autoridades.
Como hemos puesto de relieve algunos economistas, los datos revelan claramente que lo que ha hecho crecer la deuda pública en Europa, y en España en concreto, desde hace años, y más aún en esta crisis, no son los gastos corrientes (los que no incluyen los financieros dedicados a pagar la deuda y sus intereses), sino los financieros.
La deuda española, como la de otros países europeos, sería una nimiedad si se hubiera financiado por un auténtico banco central, como ha ocurrido en otros países. En el gráfico de abajo, proporcionado por el Banco de España, se puede comprobar que el saldo primario -ingresos menos gastos corrientes de la eurozona que se reflejan en la línea superior- ha sido positivo hasta 2009, cuando se sitúa por debajo del nivel 0 (es lógico que a partir de entonces hubiera déficit aunque, como puede comprobarse, ni siquiera se ha producido en gran cantidad pues no llega ni al 4% de media en la eurozona). El déficit, por el contrario, solo se registra cuando se consideran los gastos financieros (la línea de abajo que es la que está debajo del nivel 0) .
En España, se podría decir lo mismo. Lo que ha hecho que aumente la deuda hasta el 100% no han sido los gastos corrientes y mucho menos los de bienestar, sino los gastos financieros y los de la deuda que ha habido que emitir para pagarlos (unos 155.000 millones desde 2008). Casi el 70% de lo que hoy debe el Estado español es por concepto de intereses, y este concepto es lo que hace que hoy día deba 4,5 veces lo que debía en 1989. Mientras que si los déficits de gastos e ingresos corrientes generados desde 1989 se hubieran financiado por un banco central con los mismos tipos de interés con que el Banco Central Europeo financia a la banca privada, nuestra deuda ahora no llegaría ni al 15% del PIB.
Por tanto, y en contra de las mentiras de Galán, esa factura ingente de intereses demuestra que quien vive gratis total es la banca privada: su avaricia, su irresponsabilidad y sus engaños continuados a millones de clientes provocaron una crisis infernal, pero no solo no se hace responsable de ella sino que se lleva a su bolsillo los intereses que hay que pagar para solucionar los problemas que ha generado.
La segunda gran mentira de Ignacio Galán es la que hace creer que quienes viven gratis total en España son quienes se benefician de este tipo de medidas bienestaristas que nacen de la solidaridad ciudadana.
Nadie mejor que el señor Galán para saber que quienes viven gratis total en España son personas como él y sus colegas de otras eléctricas que se han puesto sueldos a sí mismos 30 veces mayores que los que tienen sus homólogos en Japón o 5 veces más elevados que los de Alemania. Por supuesto, a costa de que las familias españolas tengamos que pagar los recibos de luz que están entre los dos o tres más caros de Europa.
Quienes viven en España gratis total son las grandes empresas eléctricas que están obteniendo beneficios extraordinarios, más que en ningún otro lugar de Europa, gracias a las estafas y a la influencia política que tienen como fruto de la corrupción que reina en los partidos políticos españoles (en gran parte alimentada por ellas).
Los que viven gratis total en España son las empresas y los directivos, como Ignacio Galán, que suben el recibo de la luz a millones de españoles facturando por conceptos falsos y sobornado a la clase política para que permita estafas como la de los contadores y otras parecidas que ha denunciado, entre otros, el ingeniero Antonio Moreno (ver http://www.estafaluz.com). Galán y todos esos grandes empresarios y directivos son los que hacen que suba la deuda y aumente la ruina de España.
Los que viven gratis total son las grandes empresas, como Iberdrola, y los grandes patrimonios españoles que cometen las tres cuartas partes del fraude fiscal que se comete en España y los que , cuando lo hacen, apenas sí pagan impuestos.
¿Cómo se puede tener tan poco vergüenza para reprochar a los demás la cultura del gratis total cuando se preside una empresa que obtiene beneficios extraordinarios gracias a las ayudas del Estado y al engaño continuo a sus clientes? ¿Cómo puede acusar a los demás de vivir del gratis total quien preside una empresa que es la corresponsable, junto a otras eléctricas, de hacer que el gobierno impida en la práctica que los ciudadanos utilicen la libre energía solar para suministrarse con autonomía energética, que han provocado a base de trampas un llamado déficit de tarifa que no es sino un robo descarado a los ciudadanos, o que corrompen la vida política para acabar con cualquier tipo de competencia?
Lo digo aquí claramente: el señor Galán es un embustero y le reto a que acepte un cara a cara en cualquier televisión para defender sus posiciones frente a cualquiera de las docenas de personas que en este país podemos echar por tierra sus afirmaciones.
Y al mismo tiempo reclamo a los lectores que divulguen esta petición y que ellos mismos la exijan a los medios porque se perfectamente que el señor Galán no tiene ni la valentía ni los conocimientos suficientes como para aceptar voluntariamente un reto de ese tipo. Si los ciudadanos se quedan quietos, si no levantamos nuestra voz frente a los medios que sirven de portavoces de este tipo de empresarios mentirosos, éstos seguirán usando su influencia y poder para confundir a la gente y así paralizarla mientras le roban mes a mes millones de euros.
Juan Torres López, Público, 19-11-2013
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