Mi nieto el explotador

Tengo un amigo catalanista convencido. Es un hombre afable, sensible, podría decirse que hasta tierno, pero se transforma con todo lo que hace referencia a la independencia y al nacionalismo. Participa de las creencias de Artur Mas de que España lleva muchos siglos explotando a Cataluña. Claro que cuando dicen España no está muy claro a qué se refieren, si a los andaluces, gallegos, extremeños, castellanos, vascos, o incluso a valencianos, aragoneses o baleares con los que Cataluña ha compartido reino desde la antigüedad.

Mas y mi amigo hablan del Estado español, ¿pero qué es el Estado español sino la conjunción de todos esos ciudadanos con los propios catalanes organizados políticamente alrededor de una constitución? Constitución con sus defectos y virtudes, pero de la que desde luego no fue ajena Cataluña tanto en su redacción como en su aprobación. De su elaboración se encargaron siete personas designadas por todos los grupos parlamentarios, de las cuales dos eran catalanas (una de CiU y otra del PSUC, partido integrado hoy en Iniciativa per Cataluña). Me pregunto si alguna otra Comunidad Autónoma ha tenido mayor representación en la confección de la Carta Magna.

En su ratificación, porque en el referéndum para aprobar la citada Constitución Cataluña ocupó el cuarto lugar en el porcentaje de votos positivos (90,46%), solo superada por Canarias, Andalucía y Murcia (91,89, 91,85 y 90,77%, respectivamente). Es difícil no comparar estos resultados con los obtenidos en la consulta para aprobar el último estatuto de autonomía: el 73,9% de síes con una abstención de más del 50% (en el referéndum de la Constitución la abstención en Cataluña se situó tan solo en el 30%). ¿Cómo entender entonces que se pueda hablar de voluntad soberana de un pueblo en el caso del Estatuto y no en el de la Constitución?

Habrá que convenir, además, en que pocas Comunidades habrán tenido más protagonismo en el autogobierno del Estado español que Cataluña; no solo porque muchos catalanes hayan ocupado ministerios y otros cargos de relevancia en la administración española, al menos en la misma proporción cuando no mayor que los naturales de otras regiones, sino también porque los partidos nacionalistas han condicionado con mucha frecuencia al gobierno de turno de España.

Los intereses de Cataluña han estado más presentes en las Cortes Generales que los de cualquier otro territorio. Sería muy ilustrativo estudiar en las actas del Congreso las veces que aparecen las palabras Cataluña y catalanes, y compararlas con las relativas a otras latitudes; el número de las primeras ganaría por goleada. La diferencia sería tan abultada que un extranjero que no conociese bien la composición del país pensaría que España se reduce a Cataluña y poco más.

Resulta complicado entender cómo se puede decir desde Cataluña que el Gobierno español los explota si ellos han sido, en mayor medida que ninguna otra Comunidad, el Gobierno español, y cómo comprender que griten ahora que “quieren decidir” si llevan decidiendo al menos treinta años, y participando en las decisiones sobre España mucho más que los ciudadanos de cualquier otra región.

Pues, a pesar de todo eso, mi amigo, al igual que Artur Mas, habla de desafección y de que no se siente libre. No diré yo que en estas democracias occidentales la libertad sea total, pero de lo que no me cabe duda es de que los catalanes son tan libres o más que los naturales de cualquier otra Comunidad Autónoma.

No obstante, desde hace algún tiempo, mi amigo tiene un problema. He aquí que su queridísima hija se ha enamorado (el amor sabe poco de Comunidades Autónomas) de un sevillano y se ha ido a vivir a Sevilla. Y ahí comienzan las dificultades, porque ya no sabe cómo calificar a su hija ¿De explotada porque es catalana de nacimiento o de explotadora porque es sevillana de adopción? Pero el tema se ha complicado infinitamente más porque de esa unión ha nacido un niño, y mi amigo está loco por su nieto y se le cae la baba pero ¿cómo no tener presente que en el futuro pertenecerá al grupo de los explotadores? Total que se debate en la esquizofrenia.

Pero, para esquizofrenia la de los charnegos o hijos de charnegos que, incorporándose a las filas nacionalistas, llaman explotadores a sus padres y a sus abuelos. El planteamiento es tanto más perturbador cuanto que ellos o sus ascendientes para buscar empleo tuvieron que abandonar sus regiones o autonomías explotadoras para ir a los territorios explotados. Caso único en la historia.

Juan Francisco Martín Seco, La República de las Ideas, 11-10-2013

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