Un libro necesario

Portada del libro

Es necesario para toda esa masa de catalanes honestos, que al calorcillo de los sentimientos por lo propio, tan apetecible, o no se han enterado, o se han conformado cómodamente con la versión oficial (fascistas, ultraderechistas, etc.) conque el nacionalismo ha descalificado a la mucha gente honrada que no está de acuerdo con él y se ha resistido soportándolo todo desde posiciones estrictamente democráticas. Esos catalanes de amor insobornable por su tierra aprenderán algo más sobre su propia historia, sobre los otros catalanes y sus motivos

A los internos de un colegio de Vitoria, cuando era niño, los frailes acostumbraban a llevarnos a ver los partidos de fútbol que disputaba el Deportivo Alavés, por entonces en Tercera División. Aun así, y a pesar de mi escasa afición, quedé capturado emocionalmente por el Deportivo para siempre. Si me hubieran llevado a ver al Conquense me habría pasado lo mismo con ese equipo. Así somos y así nos hacen.

No volví a pisar un estadio hasta muchos años después, ya de adulto, en que por motivos olvidados sentí nostalgia y me fui para su campo en un partido cualquiera. El Alavés, como acostumbra en Segunda, pasaba apuros para mantener la categoría. Con el partido muy igualado y empate a uno en el marcador, ya muy cerca del final, hubo un derribo en la frontal del área visitante que acabó con el delantero local dentro del área por su propio impulso. La afición rugió pidiendo penalti pero el árbitro no se dejó amedrentar y pitó la falta fuera, donde realmente había sido. El sordo bramido llegó como el impacto de una tempestad. Mientras tanto, silencioso, observaba las caras desencajadas y los gritos e insultos de los que me rodeaban. La falta se sacó sin consecuencias y la ira de los espectadores creció sin freno ni medida. Al poco, el partido terminó y el espectador que estaba a mi derecha me miró, buscando complicidad, y me espetó en la cara:

– ¿Tú has visto que c…? ¡Nos ha j… el partido!

Y yo, aún conmocionado por el ambiente, pero dispuesto a no rendirme, respondí:

– ¡Pero la falta ha sido fuera del área!

Sus ojos me miraron por un instante, zigzagueando, sin acabar de comprender que no estaba ante uno de los suyos, hasta que me espetó:

– ¿Y qué importa eso? ¡Lo que importa es ganar!

A mí también, como a aquel incondicional, me hubiera gustado que el Alavés ganase el partido, y la liga, y la copa, y…, pero no al precio de mentir o de caer en la injusticia. Ningún tipo de mentira o de injusticia. Ésa es la frontera y ésa es para mí, la diferencia esencial que marca la distancia que existe entre una persona que ama lo suyo y le desea lo mejor y lo defiende, y otra que aspira a ello por cualquier medio, ya sea justo o no, y cuya ética, al menos en ese aspecto, prefiero que califiquen ustedes mismos.

Antonio Robles, profesor, periodista, escritor, ex diputado autonómico por Ciudadanos y amigo mío, acaba de escribir un libro cuya lectura me impele a echarle una mano. Así que acabo en esto que tiene ante sus ojos si ha tenido la paciencia de resistir hasta aquí. No es asunto baladí, porque en Cataluña, todo lo que toca cualquier política que se resista al nacionalismo oficial es terreno minado que inmediatamente evoca las descalificaciones más feroces y gratuitas sobre quien se atreva a hacerlo. ¡Razón de más para hacerlo!

Los ciudadanos, por otra parte, están tan cansados de que se les manipule y mienta que todo lo que venga teñido de algún tipo de partidismo –como este artículo- es inmediatamente recibido con escéptica duda. Y con toda la razón, añado. El desprestigio que ha merecido casi todo lo político hace que de entrada se le presuponga falsedad e intereses espurios hasta que no demuestre su inocencia. Así que nadie tiene ya derecho a pedir crédito antes de merecerlo. Yo tampoco. Sólo queda comprometerme y afirmar que escribo desde la rectitud de conciencia, deseando lo mejor para el libro, aunque nunca si hubiera de ser a costa de mentiras o injusticias.

Historia de la resistencia al nacionalismo en Cataluña (1979-2006) es exactamente lo que su título dice: un libro de historia. No es un libro agresivo, ni beligerante por tanto, salvo que la misma historia lo sea, sino una documentación de unos hechos, prácticamente desconocidos y totalmente manipulados por la prensa del sistema. Es por tanto un libro que interesa a todos los que les interese Cataluña, y un libro que algún día, en el futuro, y sea cual sea el final del proceso nacionalista en el que vivimos sumergidos, será de la poca literatura digna, entre montañas de propaganda interesada, que historiadores objetivos podrán consultar para comprender realmente la parte más oculta de lo que aquí pasó entre esas fechas que el título acota.

De Robles se han dicho muchas cosas, pero yo creo que hay dos que no se le pueden discutir: honradez y coherencia. Baste un botón: es uno de esos raros políticos que dimitió de su cargo de diputado por motivos de conciencia. Ciudadanos decidió presentarse a las elecciones europeas de 2009 en antinatural coalición con Libertas. Él no estuvo de acuerdo y volvió a sus clases a costa de muchos precios, entre los más duros, el desafecto de muchos de aquéllos que le apoyaron y no entendieron que no es posible tener conciencia y razón de estado al mismo tiempo a menos que éstas coincidan. O por boca de Calderón: “Al rey la hacienda y la vida se han de dar, pero el honor es patrimonio del alma, y el alma sólo es de Dios”.

¡Y luego se quejan de políticos corruptos! He dicho que su libro es necesario y diré por qué. Lo es para los irreductibles del nacionalismo a cualquier precio por simple profesionalidad (porque lo que importa es ganar), y es de manual que del enemigo (así califican a quien no es de la suya) se ha de saber el máximo, que no hay enemigo pequeño y que sólo el ignorante desprecia cuanto ignora.

Lo necesita también esa España que mira a Cataluña con amor, resquemor y cosas peores, porque tengo la sensación de que la Cataluña real se sabe poco en ella. Este libro les dará una imagen muy diferente de la acostumbrada. Pueden estar seguros de que les descubrirá otra cara que les sorprenderá. Es necesario también para toda esa masa de catalanes honestos, que al calorcillo de los sentimientos por lo propio, tan apetecible, o no se han enterado, o se han conformado cómodamente con la versión oficial (fascistas, ultraderechistas, etc.) conque el nacionalismo ha descalificado a la mucha gente honrada que no está de acuerdo con él y se ha resistido soportándolo todo desde posiciones estrictamente democráticas. Esos catalanes de amor insobornable por su tierra aprenderán algo más sobre su propia historia, sobre los otros catalanes y sus motivos. Estoy convencido de que este libro destensará la presión social, hoy existente, porque hará que nos comprendamos mejor, y contribuirá a mejorar eso que a los nacionalistas les preocupa tanto: la cohesión social, porque este libro, en su sencilla verdad, contribuirá a reparar la injusticia cometida por unos catalanes contra otros, como en otros tiempos se hizo al revés. A veces sin saberlo. Y eso siempre acerca. Deberíamos entendernos mejor porque eso nos humaniza y hace posible el respeto.

Es necesario, además, como reparación y reconocimiento para esos pocos ciudadanos catalanes, tan denostados, que no estuvieron de acuerdo con el poder y se plantaron ante él soportando las consecuencias. Y lo de menos son sus motivos, porque creo que este país, y todos los países, necesitan mucho a esa gente capaz de movilizarse, para decir no, cuando creen ser víctimas de una injusticia sea ésta del color que sea. Porque ésa es la esencia que hace a los países libres y obliga a los fuertes a respetar a los débiles.

Y por último, este libro es especialmente necesario para toda esa enorme masa de españoles que se vinieron a Cataluña a trabajar, o por otros motivos, y que ha sido hábilmente secuestrada en su silencio –o no- si usted lo prefiere, pero que en cualquier caso, apenas sabe nada de su historia ni de lo que unos idealistas se pusieron a defender, también para ellos, y seguramente sin que se lo pidieran, pero con la mejor intención. Este libro les ayudará a situarse, y quizás a decir a Robles y a los suyos, que muchas gracias, pero que con ellos no va esa lucha. O que sí. Y en ambos casos lo tendrán más claro a la hora de decidir, porque me haría muy feliz vivir en un país en que los ciudadanos decidieran y los políticos realizaran, pero eso sí, en todo lo que los primeros quieran y cuando quieran, y no en lo que los segundos marquen cuando creen que el horno está caliente para cocer sus intereses.

Que pasen buen verano.

Juan José Ibáñez es profesor, ingeniero y profesional liberal

La voz de Barcelona (2.08.2013)

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