El relativismo de Claude Guéant

Claude Guéant 

La postura relativista, que consiste en justificar las excepciones a los valores comunes (como la igualdad) en nombre del respeto a las culturas. Este diferencialismo exótico, que a veces se resume como “multiculturalismo”, no es más que el reflejo invertido del racismo. Se puede encontrar en determinadas familias de la izquierda, pero también de la derecha

Tras una semana de polémicas cuidadosamente alimentadas, el objetivo de Claude Guéant [ministro francés del Interior] parece haberse conseguido. El debate [en Francia] ya no gira en torno a la recuperación económica, sino en torno a las “civilizaciones”… No sabíamos que éstas se encontraban entre las misiones del Ministerio del Interior, pero podemos adivinar qué misión se había fijado el ministro a este respecto: trufar la campaña presidencial de ocurrencias semánticas mal delimitadas, para desencadenar la ira de la izquierda sobre la llamada “cuestión de los valores” y poder acusarla a continuación de ”relativismo”. Con un mensaje subyacente: la derecha no tiene miedo de llamar a las cosas por su nombre. Es la izquierda la que rechaza afrontar los problemas de frente.

Esos problemas existen. Falta denominarlos con precisión, so pena de añadir más desgracia en el mundo, como decía Camus. ¿Denominarlos cómo? No se trata de una crisis de la multiculturalidad, sino del multiculturalismo. Que no se produce por causa del islam, sino de todos los integristas (no sólo los musulmanes) que reclaman excepciones a la ley común con las que presionar en favor de reivindicaciones contrarias a la igualdad y la fraternidad. Una deriva que se produce menos en Francia que en otros países. Éste es, en pocas palabras, un diagnóstico que conduce a soluciones sencillas: reafirmar la laicidad, la igualdad y la ciudadanía. Valores sobre los que ha insistido el candidato socialista [François Hollande] en su discurso de Le Bourget, y también el candidato [Jean-Luc Mélénchon] del Frente de Izquierdas [alianza entre el Partido Comunista Francés y el Partido de la Izquierda, escisión del Partido Socialista]… y éste es el verdadero problema: que la izquierda laica y republicana ha regresado a escena. Por ello, una cierta derecha se siente obligada a sacar la parafernalia “civilizatoria” para caricaturizar el debate sobre los valores, endurecer la campaña y derechizarla.

Hablemos de estos valores. Se trata de debates complejos y sutiles, donde se pueden encontrar al menos tres posturas. La postura relativista, que consiste en justificar las excepciones a los valores comunes (como la igualdad) en nombre del respeto a las culturas. Este diferencialismo exótico, que a veces se resume como “multiculturalismo”, no es más que el reflejo invertido del racismo. Se puede encontrar en determinadas familias de la izquierda, pero también de la derecha. Y contra él se alza otra postura, más exigente, la del universalismo: reafirmar la igualdad para todos, rechazar el trato a los ciudadanos en función de su prisma confesional o cultural, reconociendo la libertad de cada uno de expresar su singularidad y la complejidad de su identidad. Esta postura [universalista] no confunde la dimensión comunitaria, que enriquece la universal, con el comunitarismo, que la divide. Y existe, también, tanto a izquierda como a derecha…

Enmascarar la realidad

Existe una tercera postura, que se encuentra en la derecha: el monoculturalismo. Consiste en hacer creer que nuestros debates sobre el integrismo o la laicidad no son combates por las ideas, sino un enfrentamiento cara a cara entre civilizaciones, o entre religiones. Algo que lleva a reafirmar la identidad confesional dominante a modo de identidad nacional. Ésta es la postura semántica escogida por Claude Guéant, con la esperanza de movilizar las emociones y hacer pasar la izquierda universalista por una izquierda relativista. Por fortuna, no hay polémica capaz de enmascarar permanentemente la realidad: la realidad del balance, más bien exiguo, del gobierno [de Sarkozy] en lo que se refiere a estos dolorosos males, a los que encima se refiere con palabras inapropiadas.

Caroline Fourest es profesora en el Instituto de Ciencias Políticas de París, Sciences-Po París, y redactora jefe de la revista feminista Pro-Choix

[Artículo publicado en Le Monde el pasado 10 de febrero. Reproducido en español con autorización de la autora. Traducción de Juan Antonio Cordero Fuertes]

La voz de Barcelona (15.02.2012)

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