El partido de Rosa Díez le anima a aceptar la presidencia del Cervantes
Daniel Forcada.- ¿Habrá más rosas para Rosa Díez por parte de Mario Vargas Llosa? A la segunda va la vencida y casi 16 años después, Mariano Rajoy está a punto de conseguir lo que Aznar no pudo: cerrar un fichaje de lujo y reputación internacional como el del premio Nobel de Literatura, que en 1996 dijo no a la idéntica propuesta de dirigir el Cervantes, la institución que vela por la promoción allende fronteras de la lengua y la cultura españolas. Rajoy arrebataría así para su equipo al escritor e intelectual más significado con Unión, Progreso y Democracia, partido para el que llegó a pedir el voto en las últimas elecciones para evitar, dijo textualmente, que “el ala más conservadora” del PP acabase con medidas como el matrimonio gay o la nueva ley del aborto.
Con Vargas Llosa como embajador del español por el mundo, Rajoy logra cubrir también uno de los vacíos que, hasta ahora, han acompañado siempre al PP, que nunca ha contado en sus Gobiernos con relevantes figuras del ámbito de la cultura. Lo que en su día fueron para el PSOE los escritores Cesar Antonio Molina o Jorge Semprún. El autor de La fiesta del Chivo fue el primer invitado al que José María Aznar recibió en La Moncloa, en 1996, tras jurar su cargo como presidente. Pero entonces, el escritor rechazó la oferta de dirigir el Cervantes porque quería seguir volcado en su labor literaria. Un ‘no’ que obligó a Aznar a delegar el cargo en el diplomático Santiago de Mora-Figueroa, marqués de Tamarón. Premio Nobel mediante, el PP vuelve a arrimar a su redil a un intelectual que en los últimos años ha hecho abierta campaña a favor del partido de Rosa Díez, hacia quien Vargas Llosa siempre ha tenido palabras de admiración. “Esta mujer menudita y de ojos efervescentes tiene convicciones muy firmes y ha demostrado a lo largo de su vida pública, como un puñado de políticos vascos democráticos, un coraje a prueba de terroristas y fanáticos que despierta mi admiración”, reconocía el Nobel en un artículo publicado en el diario El País el pasado 6 de noviembre y que constituía en sí el mejor mitin que pueda haber tenido la joven formación magenta. Vargas Llosa explicaba en ese texto que se alegraba de la hipotética victoria del Partido Popular que auguraban todas las encuestas, pero que, reacio a toda mayoría absoluta, optaría por Unión, Progreso y Democracia. Entre otras cosas, porque “me preocupa que, si el PP la obtiene, su ala más conservadora, impulsada por razones religiosas -escribía-, empuje al Gobierno de Rajoy a deshacer, o aguar hasta vaciarlas de contenido, las reformas sociales más avanzadas aprobadas por el Gobierno de Rodríguez Zapatero y que, a mi juicio, han hecho progresar la cultura de la libertad en España, como la ley que autoriza los matrimonios gays, la ampliación de la ley del aborto y los derechos de la mujer, temas en los que hoy España se encuentra a la vanguardia”.
En UPyD, sin embargo, no ven así el último fichaje del PP y consideran “mezquina” esa interpretación. Para su diputado Carlos Martínez Gorriarán, Vargas Llosa no pertenece a ningún partido y es “sin duda” una de las personas más adecuadas para dirigir el Cervantes por su probada experiencia política y de gestión. “Es una decisión 100% suya y lo que decida estará bien. Si fuera un militante de UPyD, sería igual, pero en este caso es una persona independiente que tiene toda la libertad del mundo para decidir lo que estime oportuno”, asegura.
Remodelación total de la institución
Si se confirma la llegada al Cervantes del escritor de origen peruano, con nacionalidad española desde 1993, el fichaje obligará a llevar a cabo una profunda remodelación administrativa del centro.El Gobierno le ha ofrecido la presidencia del Instituto, un cargo que ahora no existe, y que permitiría al escritor compatibilizarlo con sus múltiples compromisos internacionales. A sus órdenes, el Gobierno nombraría a un director ejecutivo con un perfil de gestor para llevar el día a día del instituto, que cuenta con 77 centros en 44 países de los cinco continentes y tiene un presupuesto anual de más de 100 millones de euros.
El Cervantes depende orgánicamente de Exteriores, pero el nombre de su dirección se acuerda conjuntamente con el Ministerio de Cultura. Queda pendiente que los ministros Wert y Margallo consensuen el nombre del director gerente, que podría recaer en el diputado Rafael Rodríguez Ponga, secretario de participación social del PP y ex director de la AECID. Su nombre, de momento, ha sido propuesto por el Ministerio de Exteriores.
El Confidencial (19.01.2012)
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