PSC y PSOE (V de VI)

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Sabemos que el PSOE está comprometido con el PSC y con todas sus políticas. Frecuentemente nos lo recuerdan portavoces significados: Chacón, Caamaño, Gabilondo… De este modo, el desprestigio y la mengua del PSC acarrean al PSOE en Cataluña el mismo deterioro, lo que acaba favoreciendo el programa máximo de los nacionalistas (salvo que el electorado encuentre la manera de evitarlo). ¿Es esto lo que el PSOE está dispuesto a apoyar y defender?

Unos inmunes a la realidad, otros pillaos por donde más duele. Qué hacer ahora

Actualmente, poder desligar al PSC del nacionalismo y considerarlo como promotor de políticas socialistas, solo está al alcance de los querubines, de los habitantes del limbo, de los beneficiados con empleo directo o inducido y de los ingenuos que creen que votando al PSC votan a Felipe González. El divorcio entre partido y electorado se ha consumado.

El proceso estatutario, inducido por Zapatero, en estado de embriaguez beatífica, y en pago por los apoyos que le auparon a la secretaría general del partido, fue aprovechado de inmediato por los halcones nacionalistas, okupas de la izquierda, que se lanzaron en tromba a ser más papistas que el pontífice Pujol. Paradojas de la deslealtad, ello les ha reportado un disparate gigantesco, tanto para el que quería ser más listo que nadie, como para los que se han pasado de listos, queriendo aprovecharse de un listo.

Todos han acabado marcándose un golazo en propia puerta. Sin embargo, a pesar del disparate cometido, le siguen insuflando oxígeno, arremetiendo contra sus consecuencias jurídicas, ante el dilema de: o humilde honestidad y esconderse en el agujero, o sostenella e no enmendalla. ¡Lástima que no participemos de la tradición del harakiri!

A Rubalcaba, que sucede a Zapatero, y que es infinitamente más inteligente, le es difícil enfrentarse a estas elecciones, ya que al descrédito personal de Zapatero se suma el del PSC, partido percibido como traidor a los intereses de su electorado y ocupado por unos dirigentes sin ideas, fuera de apoyar permanentemente el programa máximo del nacionalismo.

Pero Rubalcaba, con sus declaraciones, muestra que realmente no se entera, o no se quiere enterar, de la realidad sociológica y política de la mayor parte de la ciudadanía catalana, del sentir sociológico y político de la mayoría de Cataluña.

A su ostentación de ser el artífice sobre el pacto de la inmersión, sumen otras confesiones, la de presumir de que él sabe “lo que quieren los catalanes”; o la de su idea de España como Estado, al preguntarse en voz alta y con completa trivialidad que: “¡Quién sabe lo que será España dentro de 20 años!”. Vamos, que su política sobre la configuración del Estado va a seguir siendo la misma. Esto, a los que nos inquieta la persistente erosión institucional y constitucional, a través del inacabable mercadeo de los nacionalismos por su apoyo parlamentario, nos produce escalofríos.

Por otra parte, Rubalcaba debería saber que los permanentes amagos de amenaza de segregación del PSC respeto del PSOE son irreales. Los estrategas del PSC lo saben perfectamente; les interesa conservar la franquicia del PSOE para mantener a millones de catalanes aherrojados y sin representación política real. Por fortuna, ese tiempo está tocando a su fin.

Sabemos que la finalidad del PSC es la misma que la del resto de partidos independentistas, la independencia; ello figura en sus propios es estatutos mediante la expresión ‘aconseguir la realització plena de Catalunya. La situación actual en cuanto a incumplimiento de sentencias es un claro ejemplo de por dónde van los tiros.

Sabemos que el PSOE está comprometido con el PSC y con todas sus políticas. Frecuentemente nos lo recuerdan portavoces significados: Chacón, Caamaño, Gabilondo… De este modo, el desprestigio y la mengua del PSC acarrean al PSOE en Cataluña el mismo deterioro, lo que acaba favoreciendo el programa máximo de los nacionalistas (salvo que el electorado encuentre la manera de evitarlo). ¿Es esto lo que el PSOE está dispuesto a apoyar y defender?

No hace falta preparar la derrota escudándose en la crisis. Es precisamente en las situaciones críticas donde los líderes de verdad se crecen, si disponen de prestigio y ascendente personal; como muestra, recuérdese lo de “solo puedo ofrecer sangre, sudor y lágrimas…”.

Aquí, la vinculación entre el PSOE y el PSC guarda cierto paralelismo con la de EEUU e Israel, es el chico el que marca el camino a seguir al grande. Pero ¿qué beneficio aporta el PSC al PSOE en la actualidad? ¿De qué salvaguarda de intereses es parapeto?

No acierto a comprenderlo, creo que los electores que se han ido y… muchos de los electores potenciales tampoco. Probablemente el desastre tiene que ser gigantesco para que tenga un efecto catártico y terapeútico, pero recuerden, no todo intento de suicidio se consigue parar a tiempo, especialmente cuando el interesado está convencido que le esperan las huríes del paraíso.

Olegario Ortega es vicepresidente de Ágora Socialista y militante de UPyD

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Publicado el 10 de octubre: PSC y PSOE (I de VI). Introducción

Publicado el 16 de octubre: PSC y PSOE (II de VI). En aquel tiempo…

Publicado el 22 de octubre: PSC y PSOE (III de VI). La unificación

Publicado el 30 de octubre: PSC y PSOE (IV de VI). El declive

La voz de Barcelona (7.11.2011)

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