Gregorio, sólo quiero darte las gracias por restituir el honor de la poeta difunta, a pesar de que ayer volví a acostarme desolada como un desierto gélido. Parece mentira que no conocieras a Patri, algo de su iluminada fragilidad debes tener tú para haberla captado tan hondamente. Éramos muy amigas. Quizás estemos cerca de que se haga justicia póstuma con ella: los dos policías por cuyas invenciones fue encarcelada han sido condenados por torturas graves y falsedad. Claro que no hay forma de que se nos devuelva su amplia sonrisa.
Sé el primero en comentar en «Gregorio, sólo quiero darte las gracias»