El Obispo de Vic cede y cesa al párroco de San Vicente de Castellet
Políticos y prensa locales han ejercido una auténtica caza al hombre, bajo acusaciones tan sorprendentes como la de permitir que una cofradía toque el himno de España en la Semana Santa o que los jóvenes del pueblo repiquen las campanas de la iglesia tras la victoria de la selección nacional de fútbol en la Copa del Mundo
Daniel Tercero.- La presión política y mediática ha conseguido que el obispo de Vic, Romà Casanova i Casanova, cese al párroco de San Vicente de Castellet (Barcelona). El obispo ha comunicado al párroco, David de Vargas, que no puede seguir soportando la presión política del Ayuntamiento, cuyo equipo de gobierno local (formado por una coalición de CiU y PSC, desde las elecciones del pasado 22 de mayo) ha decidido romper relaciones con la parroquia. Para el alcalde, Joan Torres Pérez (CiU), De Vargas crispa a la población por su “actitud” mostrada.
Los motivos principales de esta “actitud” es que De Vargas, por ejemplo, como se hace en otros lugares de España, permite que las cofradías toquen el himno nacional español en la procesión de la Semana Santa, además del autonómico catalán, en este caso; o que, tras la victoria en la Copa del Mundo de fútbol, por parte de la selección española, los jóvenes del pueblo tocaran las campanas de la parroquia, como muestra de alegría, como hacen cuando el F.C. Barcelona gana los títulos de la Liga y la Copa de Europa. Esta “actitud” es intolerable para los dirigentes locales de CiU que gobiernan desde 2007, que han llegado a quejarse por escrito al Obispado de Vic.
Una iglesia llena
A esta presión política hay que sumar la presión mediática llevada a cabo, desde hace años, por la prensa local, siempre sin pruebas. Desde Regió7, por ejemplo, se han escrito artículos de opinión acusando al párroco -en San Vicente de Castellet desde 2006, antes había estado en Manlleu (Barcelona)- de hacer sonar el himno de España, como si fuera un delito o no hubiera libertad para hacerlo. En otros textos, supuestamente de noticias, se le ha llegado a señalar por haber llegado tarde a una ceremonia religiosa; 20 minutos, y por culpa del tráfico.
Otra de las acusaciones mediáticas se entremezcla con la política. Desde la prensa local se ha acusado a De Vargas de situar entre los cargos parroquiales a un edil que se presentó por Plataforma per Catalunya (PxC) en la pasada cita electoral -aunque antes de tomar posesión del cargo renegó del partido-. Como si fuera algo delictivo, sorprendentemente. Pero la misma prensa ha olvidado que, por ejemplo, la número tres de la lista de ERC es asidua lectora de las cartas dominicales en las misas, que una de las feligresas colaboradoras en las misas es la presidenta de CiU en la población, que los números seis y siete de la lista electoral del PSC pertenecen a una de las cofradías rocieras del pueblo y que dirigentes del PP local son colaboradores en las tareas religiosas de la parroquia.
Todo esto no importa para el Obispado. Desde Vic se ha decidido dejar caer a De Vargas, según ha podido saber LA VOZ DE BARCELONA. La presión nacionalista, encabezada por CiU y la prensa local, ha conseguido que Casanova ceda -tras años defendiendo la excelente tarea religiosa de De Vargas, eso sí- y sacrifique al párroco de la población, cercana a Manresa, que ha vuelto a llenar la iglesia. Tiene alrededor de 600 feligreses, cada domingo, en una población de algo más de 9.000 habitantes, un ratio que pocas iglesias pueden igualar.
Un sustituto dócil al nacionalismo
Este sábado, De Vargas celebrará la última misa en la población y hará oficial que ha sido cesado. No se sabe todavía cuál será su próximo destino. Desde el Ayuntamiento de San Vicente de Castellet se espera que su sucesor sea dócil al nacionalismo y no permita, entre otras cosas, que los niños celebren las victorias de la selección nacional de fútbol tocando las campanas de la iglesia, y que prohíba a los feligreses tocar el himno de España en la próxima procesión de Semana Santa. En definitiva, que limite la libertad de los feligreses y ciudadanos del pueblo.
Numerosos feligreses del pueblo consideran a De Vargas un hombre “reflexivo”, que no mezcla política y religión y creen que está sufriendo un acoso personal por parte del entorno nacionalista, acostumbrado a expedir carnets de catalanidad. De Vargas es catalán. Curiosamente, las quejas -elevadas al Obispado- han sido pregonadas desde los que nunca acuden a la iglesia. Y, curiosamente, el Obispado ha cedido ante los que ni hacen ni dejan hacer, en temas religiosos.
La voz de Barcelona (21.07.2011)
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