Indeseable, Te doy razón en parte tu crítica, pero no en la parte que toca con respecto a los acríticos no nacionalistas. Me extraña, que tal como dices has vivido en Cataluña (deduciéndose por ello que has conocido el ambiente de por aquí, se tejió todo una teleraña tan envolvente hasta llegar al extremo de que todo aquel que criticara o dudara sobre el catalanismo y sus símbolos más significativos (sobre todo la lengüa) podía caerle el sambenito de españolista, desagradecido, facha, y cualquier otro epiteto no desamiado agradecido. Eso ha contribuido, y mucho, que los que vivían en barrios obreros, o bien actuaban en plan converso (más bien los descendientes)o se mantenían al margen. Como muy bien sabes, un sintoma claro, siempre se ha manifestado a la hora de votar, siendo estos «no nacionalistas» los que más han votado en las generales, no así en las autonómicas. El mundillo catalanista más excluyente es el que ha provocado que gente como Antonio, por ej., reinvidique un derecho tal elemental de que no se impida la atención en los 2 idiomas oficiales en el Ajuntament de Barcelona. O sea, que es evidente que aquí lo que muchos critican no es tanto la actitud de los de a pie, sino de los responsables políticos de por aquí, en Cataluña, y todos aquellos que se benefician del pesebre. Es por tanto, completamente lógico que los más críticos con todo este tinglado por repercutirnos en la nuestra vida ciudadana a todos/as los que hemos nacido o vivimos en Cataluña. Y lo que no tiene nombre es la carta del tal Carod,con motivo del lamentable atentado de Vic.En eso tiene razón Pérez Reverte.
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