Paradigma

O'LearyEs la gran aportación del presidente de Ryanair a la salida de la crisis económica. En la línea de austeridad impuesta a los Gobiernos de los países desarrollados por los mercados financieros, propone que se elimine a los copilotos en los vuelos comerciales. Porque cuestan un pastón, dice, pero no hacen nada, solo evitar que el piloto se duerma. Total, dándole un pito a las azafatas, interpreto yo, se lograría lo mismo por mucho menos dinero.

De entrada, parece un chiste con poca gracia pero, a la larga, la trayectoria de O’Leary aporta un ejemplo paradigmático de las estrategias del capitalismo neoliberal que va a salir reforzado de la crisis en la que nos ha hundido. Y de lo que, en estos tiempos, se entiende por imaginación e iniciativa empresarial. Lo que parecía una novedad revolucionaria, ha convertido la falta de respeto por los pasajeros en una mina de oro. Como pagan poco, los vuelos se suspenden, los retrasos se eternizan, la letra pequeña impide las reclamaciones. Como pagan poco, pagan por ir al baño, por ser gordos, por llevar equipaje de mano. Como pagan poco, ni siquiera se respetan a sí mismos, y tragan con todo sin abrir el pico.

Dentro de nada, por pagar poco, morirán. Alguno de esos pilotos que jamás se duermen, se dormirá, ¿y qué?, alegará la compañía, ¿es que no cuentan los que siguen vivos? La crisis exige sacrificios que alguien tiene que pagar por el bien de todos… ¿Les suena de algo? Cada vez que nos dejamos despojar de un derecho, por mínimo que parezca, abonamos el terreno para perder otro mayor. Las iniciativas de O’Leary parecen un chiste, pero obedecen a la misma lógica que ha impulsado, por ejemplo, la reforma laboral. Si nuestros abuelos no hubieran ido a la huelga por mucho menos, no habríamos conocido el Estado de bienestar que tan complacientemente nos estamos dejando arrebatar.

Almudena Grandes

El País (14.09.2010)

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