Vicente, Apoyando y extendiendo tus o

Vicente, Apoyando y extendiendo tus observaciones, aprovecho tu referencia a la gran pensadora y activista marxista alemana Rosa Luxemburg para apuntar que fue ella una de las primeras personalidades que anticipó de forma más nítida la aparición del fascismo y del nacionalsocialismo. Advirtió sobre la posibilidad de ir gestándose un movimiento ultrarreaccionario, antiobrero y antisocialista que tendría como base los pequeños partidos pequeñoburgueses -utilizo su propia terminología- pseudosocialistas, populistas y marcadamente nacionalistas. La historia le dio la razón a esta gran mujer, y sólo cabe decir que el horror más grande jamás habido en la Historia de la Humanidad arrancó de este fatal presagio. Un hecho inquietante sobre el que merece la pena reflexionar es que todos los grupúsculos y partidos que pergeñaron el fascismo y el nazismo se proclamaban socialistas o de izquierdas pero no eran marxistas ni tampoco claramente socialdemócratas. Partidos como ERC y la marca política clásica de la organización nacionalista criminal ETA utilizan una fraseología demagógicamente revolucionaria sin proclamar su adhesión al marxismo -ERC nunca ha sido marxista e incluso ha albergado una facción propiamente fascista, y ETA expulsó en los años 60 a los elementos puramente marxistas de la organización, al mismo tiempo que eran tildados de «españolistas». Ya lo dejó escrito Félix de Azúa en un potente artículo de hace un año o dos: en el País Vasco existe un movimiento fascista organizado. En el País Vasco y en Cataluña, añado yo. Se trata de un nuevo protofascismo surgido, como ya lo hizo en sus orígenes, del nacionalismo étnico. Ha cambiado la estética y parte del discurso. Ha cambiado la estrategia, y se han sustituido unas paranoias por otras, pero la razón de ser -si es que puede llamarse razón- sigue siendo la misma: el mantenimiento del statu quo, la recuperación de un viejo orden predemocrático.