Estimada Rosa Díez: Me dirijo a uste

Estimada Rosa Díez: Me dirijo a usted, después de meditarlo mucho, porque creo que debo hacerle un pequeño comentario con respecto a este artículo suyo. De entrada diré que estoy de acuerdo con el tema y que opino que escribirlo era tan necesario como lo son siempre las cosas honestas ante un serio peligro que se oculta por sistema. Pero, ay, hay algo en él que no me acaba de convencer y quiero hacérselo notar, en forma de crítica constructiva. Le juro por lo más sagrado para mí que no trato de crearle problemas, ni a usted ni a su partido, ni mucho menos soy un partidario emboscado del PP, PSOE o nacionalistas varios, en busca de polémica. Sólo soy un ciudadano que no puede dejar de darle vueltas al tema. Me pregunta usted (si, me doy por aludido a título personal) que qué hacía yo en todas esas ocasiones nefastas (unas más que otras, diría yo, pero no insisto). Pues a primera vista debo decir que no lo recuerdo con exactitud. Son muchos años, me parece. ¿Y si soy del club de los españoles sentados? Pues tal vez sí. Me avergüenza confesar que me quedé en casa en alguna ocasión en que debía estar manifestándome en la calle. Para mi eterno pesar no lo hice durante el amargo secuestro de Miguel Ángel Blanco, aunque sí estuve pendiente del televisor con cara de circunstancias. O tal vez, algo si he hecho, dentro de mis posibilidades. Sin el menor ánimo de ponerme medallas, me recuerdo: _ Leyendo los libors de José María Calleja, Jon Juaristi, Fernando Sabater o Iñaqui Ezquerra y luego citándolos y recomendándolos a mis alumnos (jamás imponiéndolos). _ En manifestaciones de repulsa por otros atentados. _ Plantado ante los lugares de atentados terroristas en mi tierra, sin saber muy bien por qué, pero sabiendo que debía estar allí. – Explicando a mis alumnos en qué consiste un concepto tal como nacionalismo, nación, ciudadano, democracia, dictadura, vivir en libertad. – Explicando y analizando textos de Sabino Arana, para que juzguen por ellos mismos. _ Preguntando a un alumno por qué gritaba «Viva la ETA» y encontrame con que no sabía el origen. Y lograr que no lo hiciera más una vez enterado. _ Verme amenazado por un compañero de trabajo al decirle que Fernando Sabater era una referencia para mí. _ Razonar, siempre educada pero firmemente, contra el terrorismo y contra las imposiciones nacionalistas. _ No aceptar jamás que alguien me diga «Habla en…» como una imposición. _ Aunque la ley me obligue a impartir una asignatura en la otra lengua de mi comunidad (soy bilingüe, ningún problema), sin dejar elección a nadie, proporcionar los conceptos en ambos idiomas para evitar carencias. Vamos que algo de ciudadanía sí creo haber aplicado. Incluso en este foro he dejado mensajes sobre este tema. ¿Merezco el reproche? Sin duda. Qué voy a decirle a quien ha vivido con escolta durante décadas y sobrevivido a un atentado. Pero, aún así, hay algo que no logro olvidar. Tampoco me lo aclaro correctamente a mí mismo. Y me gustaría compartir la duda con usted. Se trata de precisar que sí tengo claro lo que no he hecho: _ Formar parte de un gobierno nacionalista, que si por algo se ha caracterizado desde el principio es por su doblez, ambigüedades y trampas ante el terrorismo. Y su deslealtad hacia la democracia, las intituciones y las personas no afines. _ Crear una campaña turística que obviaba tal situación, en un momento de plena actividad sanguinaria del terrorismo. _ Querellarme contra una persona que recordó muy valientemente la realidad en esa tierra. Persona enormemente respetada por otra parte. _ No entro a valorar, porque no estoy seguro, lo de la ausencia de bandera española en el despacho o el abrazo a Fidel Castro, porque podría equivocarme. ¿Me ha comprendido? Le aseguro que no pretendo deslegitimarla, sino mostrar por qué hay algo en su artículo que no me gusta. No creo que sea buena idea plantear exigencias morales (que realmente hay que hacerlo) a los ciudadanos en bloque cuando se tienen flancos personales desguarnecidos. Y ya he comprobado que hay muchas peronas dispuestas a recordárselo. Por favor, huyamos de generalizaciones y demagogias que en nada ayudan a este partido, que es el único que defiende unas ideas muy necesarias de un modo coherente. Precisamente se trata de eso, aunque sea (o deba ser) un referente moral, no debe caer en la tentación de extender certificados de buena conducta. Hay que alentar a los ciudadanos, pero apelando a los constructivo, no a la vergüenza, sobre todo cuando está está tan extendida. En todo caso sólo quería mostrar un punto de vista. Un abrazo.

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