«La objetividad no se alcanza, pero debe perseguirse»; toda una declaración de principios que muchos deberían empezar a hacer suya y que, desde aquí, intentamos permanentemente respetar. Pedimos disculpas cuando, hartos, en contadas ocasiones, hemos dado pábulo al sentimentalismo en detrimento de una presentación objetiva de los acontecimientos basada en la razón.
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