Diez conclusiones de la sentencia del TC sobre el Estatut

Carlos Martínez Gorriarán (UPyD)La sentencia del TC sobre el Estatuto de Cataluña ha venido a dejar claras unas cuantas cosas que tienen su importancia, pese a que hayan dejado algunas otras en la oscuridad (hubiera sido angelical esperar otra cosa con el tiempo que ha transcurrido y el clima de deterioro institucional profundizado entre tanto, forzando una sentencia más política que jurídica pero sentencia al fin, y eso es lo que importa). A continuación expongo diez que se me ocurren a vuelatecla. Hay muchas otras, pero son tan evidentes… Como que Montilla –y toda su gente- no tiene ni idea de lo que es la democracia, que es un pésimo político y un demagogo peligroso; o como que ahora podrá verse si en Cataluña existe verdadera sociedad civil o mera coalición de intereses subvencionados que se mueven a golpe de silbato gubernamental, y muchas otras cosas. Pero vayamos a diez conclusiones de carácter más general:

1 – Que el gobierno de Montilla, el Parlamento de Cataluña y el PSOE han fracasado en toda regla en su intento de llegar a las elecciones catalanas sin sentencia del Constitucional, con lo que el mero hecho de la sentencia ya es un apreciable triunfo del Estado de derecho.

2 – Que el Estatuto como tal era y es inconstitucional, porque de lo contrario sólo habría sufrido leves retoques o adiciones interpretativas menores. El aspecto político de la sentencia ha consistido en no cargárselo entero aun habiendo motivos, sino en consensuar una sentencia interpretativa para salvar las temidas consecuencias de dar por nulo todo el proceso, el parlamentario y el referéndum.

3 – Que hay un buen montón de leyes autonómicas y acuerdos Gobierno de España-Generalitat de Cataluña que se apoyaban en la legitimidad de normas estatutarias ahora anuladas o reinterpretadas por el TC, leyes y acuerdos que deberían, a su vez, ser modificadas o derogados. Como no será así, se profundiza la inseguridad jurídica que ya padecemos.

4 – Que el TC ha demostrado que la Constitución podrá ser muy elástica, pero no tanto que quepan en ella, disimuladamente, Estatutos con ambiciones de Constitución encubierta, aunque parezca que pueden caber. Lo cual pone en tela de juicio la adecuación de la Constitución de 1978 a la España del siglo XXI: la reforma es urgente.

5 – Que Zapatero en particular, el PSOE en general y el Congreso de los Diputados en institucional han sido también suspendidos por el TC porque aprobaron, contra toda advertencia racional, ¡un Estatuto inconstitucional! Aunque su actuación es legal –se atiene a la literalidad de sus competencias constitucionales- su finalidad –burlar la Constitución- ha sido ilegítima, una especie de prevaricación institucional.

6 – Que el sistema de formación de mayorías parlamentarias a base de sumar a PSOE o PP con uno o varios partidos nacionalistas –incluido en esta categoría el PSC y alguna rama del PP, como la valenciana o la gallega-, que está en el origen mismo del Estatuto sentenciado por el TC pues ha surgido de este cambalache específico, también ha sido sentenciado por esta sentencia y ya no da ni dará más de sí. Lo veremos cuando toquen los Presupuestos Generales del Estado de 2011.

7 – Que los jueces pueden ser muy flexibles con abusos como la “inmersión lingüística” (como ha demostrado antes que el TC el Tribunal Supremo en absurdas sentencias favorables a ese disparate autoritario que deroga de hecho la cooficialidad del español), pero nada en absoluto con el intento de crear un Poder Judicial Catalán que pone en cuestión no sólo sus prerrogativas corporativas, sino su papel en la democracia misma.

8 – Que el sistema de financiación previsto en el Estatuto sentenciado sobre la base de la bilateralidad Cataluña-Resto de España ha sido sentenciado a la vez por partida doble: por el TC –que no podía hacer otra cosa ante semejante aberración- y por la crisis económica. Y que esta doble sentencia tendrá efectos económicos rebajando aun más la credibilidad de la solvencia del Estado (la marca-España, que dicen los del marketing).

9 – Que el inmediato futuro político, jurídico y económico de España va a consistir en un enorme enredo político, jurídico y económico porque la falta de claridad del reparto de competencias institucionales, el abuso de la hermenéutica constitucional y el recurso al trapicheo interpartidario a todos los niveles para cerrar pactos de gobierno y aprobar leyes va a conducirnos a un caos a la italiana o a la belga (y quizás con finanzas públicas a la argentina).

10 – Que la actuación del PP de Valencia exigiendo para su Estatuto todo lo que no haya declarado inconstitucional el TC para el de Cataluña demuestra que el PP tampoco tiene ni idea de lo que es el sentido de Estado, y que es un partido que también aloja en su seno la centrifugación nacionalista, tan nefasto como ese PSOE que ha jaleado la sentencia afirmando que ha derrotado el PP (algo tan bien traído como celebrar la crisis porque deja en mal lugar a los mercados financieros; además de sectarios, idiotas).

Pues nada, que seguimos cuesta abajo en la rodada. Los próximos meses y años van a ser apasionantes. Apriétense los cinturones, lo más vertiginoso está todavía por llegar, pero si cogemos impulso en la buena dirección saldremos de ésta aprovechando la energía acumulada en esta larga caída.

Carlos Martínez Gorriarán

blog de Carlos Martínez Gorriarán (30.06.2010)

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