Contertulios y colegas: me parece oportuno reenviaros un correo que le remití ayer a un contertulio que me objetaba, respecto a un reciente correo en el que me refería a la partiocracia y los partitóctratas como una amenaza para la democracia (supongo que lo recordáis), que no estaba de acuerdo con el hecho de que no metiera en el mismo saco a UPyD. En realidad, me lo decía como una «apreciación» suya, porque no podía citar literalmente una frase en que así yo lo manifestara, pero era una apreciación que se desprendía leyendo entre líneas. Esta es mi respuesta sobre un asunto que me parece demasiado importante para dejarlo en manos de los políticos. Eludo nombre propios para evitar la personalización de las reflexiones. No se trata de asuntos personales y menos aún personalistas.
Hola, X: No sé si te envié en alguno de mis correos una copia de mi «historial militante», desde los orígenes hasta hace unos años. Se trata de una extensa y pormenorizada entrevista que les contesté por escrito a unos «expeteros» y jóvenes historiadores que estaban indagando la historia del PTE en Cataluña, ante la imposibilidad de que la entrevista fuera en persona en unos de mis viajes a Barcelona. El cuestionario era muy concienzudo y muy conforme con el rigor metodológico del director del estudio, el catedrático e historiador de la UAB José L. Martín «Lito». Si es que te la envié y la leíste, te darías cuenta que estoy curado en salud en cuanto a militancias y disciplinas de partidos al uso se refiere. Siguiendo las pautas del «intelectual colectivo» de Il Manifesto, etc., ya en los años 1979-1980 escribí un extenso artículo sobre el «nuevo tipo de partido», que en realidad era una prolongación de la ponencia que presenté en el congreso de marzo de 1978 del PTE y que me costó la expulsión y casi la eliminación.
Cuando menciono UPyD, por ejemplo, no lo hago porque sea mi opción partidista y, si menciono más a UPyD que a otros partidos o si me refiero a ese en términos menos negativos que a otros, es porque hay propuestas de UPyD que me parecen valiosas y son una excepción en el actual régimen de partidos (en concreto, las relativas a la financiación autonómica, el sistema educativo, la reforma del sistema electoral y la UE) y porque UPyD no forma parte aún de la partitocracia, lo cual no significa que se integre en el régimen partitocrático en cuanto tenga ocasión.
En mi opinión, UPyD adolece de males de los demás partidos (personalismos, procedimientos no democráticos, disciplina no pensante, ausencia de autonomía de los militantes, etc.), pero no está integrado todavía en la partitocracia como lo están los partidos que existían durante el franquismo o nacieron en el transcurso de la transición y «ocuparon» el sistema parlamentario y las instituciones representativas.
Entiendo por partitocracia, básicamente, el régimen configurado por ese arco de partidos, caracterizado en pocas palabras por:
1.- Secuestro de la vida y el espacio público por los partidos. Dicho de otro modo, exclusión, expulsión o secuestro de la sociedad civil y de los movimientos sociales y cívicos independientes por parte de los partidos políticos institucionales, que han creado un sistema de dependencia y sumisión social generalizado.
2.- Ocupación impune y arbitraria (partidista) de las instituciones representativas y de los recursos públicos.
3.- Incompetencia, burocracia «polisinodial» y parasitismo del personal político partidario en el desempeño de cargos en las distintas escalas de la vida política y de las instituciones públicas y semipúblicas o parapúblicas.
4.- Perversión del uso de las instituciones y recursos públicos. Por ejemplo, si se ha extendido tanto la mancha de la corrupción en las instituciones públicas y representativas es porque las bases y las cúpulas de los partidos no han querido denunciar a los delincuentes e infractores en su momento, porque todo o casi todo se sabía entre los más allegados de los partidos antes de caer los delincuentes políticos en manos de la justicia.
y 5.- Conexión cómplice por dependiente con los poderes financieros. No es solo que los partidos dirijan en su propio provecho (partidista o clientelar) las cuarenta y tantas cajas de ahorro, sino que los partidos viven de los créditos impagados, de las deudas no cobradas por los bancos; están agarrados por el cuello. La política partitocrática se ha convertido en una gran mentira e impostura ideológica y lingüística, en una gran simulación escénica. Es por lo que digo y sostengo que, con los sindicatos «mayoritarios», son los palmeros de los Botines.
UPyD todavía no está atrapada en esa red. Lo que no puedo garantizarte, desde luego, es que no lo esté en un futuro más o menos inmediato. Sí te puedo garantizar, en cambio, que yo no me fío de los partidos ni de los credos partidistas ni de los colorines de las siglas sino solo de la autonomía que nos da nuestra condición de ciudadanos.
Un abrazo. Rafa.
8 de junio de 2010
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