Pues un servidor que hizo su servicio de

Pues un servidor que hizo su servicio de armas en Artillería, está orgulloso que hubiera dicho de él un chusquero brigada cuando estaba firmando la licencia: «es usted el peor cabo que ha pasado por el ejercito español desde la guerra de Cuba». Mis compañeros de armas, me miraron y asintieron con orgullo. Debe ser que no vi mucho honor, camaradería, esfuerzo y disciplina en nuestras FFAA: Todavía recuerdo al general mandar cortar el agua en todo el regimiento para que pasaramos por la cantina e hiciéramos gasto; o el que no pudiéramos cenar porque nos habían encuestado diciendo «o comeis mal y cenas mal o comeis bien y no cenais»; también recuerdo los oligofrénicos, delincuentes, drogadictos, etc, con los que tenías que convivir sin que se les hiciera ninguna evalución psiquiátrica; o la gran preparación militar que tuve sin disparar un solo tiro en todo un año; tampoco hecho de menos todo lo que pinté, podé, rasqué, cavé, fregué, vagueé,… Ese cabo Heredia, imagino como tantos otros, solo quiere recordar sus buenos momentos. Yo, que vengo de familia de marinos de tres generaciones, le puedo relatar las carencias que había en la Armada y en su diferentes buques. Es una pena que nuestro cabo Heredia no hubiera reenganchado, debe ser que no recuerdo aquello de «el que vale, vale y si no… para la Marina». Es una pena que uno no se pueda trasladarse en el tiempo e invitar al Srs Reverte y Heredia a defender el honor español bajo los cielos herejes de Flandes o en los sollados cristianos del Lepanto, del Almirante Cervera o del crucero Canarias. Uno, que tiene algo de memoria y que alguna vez hasta escucha, todavía recuerda aquella anédota oída en que los comandantes de los buques regalados (Lángara, Blas de Lezo, Jorge Juan, Oquendo, etc) por la Navy al Centinela de Occidente, y que se negaron a subir a su tripulación bordo por miedo a no pasar el Atlántico con aquellos cacharros. Fueron arrestados por anteponer su logica al honor (al de otros, claro). Como sigamos así, un día le dan el Nobel a Harold Robbins.

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