La izquierda extrema

Herrera (ICV)Con Saura, Montilla está al borde del abismo, pero con Herrera puede dar un fulminante paso adelante

La izquierda extrema En algún momento de la historia reciente, algo se quebró en la izquierda catalana. Y me refiero a la izquierda que se llama a sí misma «auténtica», y que en un tiempo no demasiado lejano se autocalificaba como «la izquierda inteligente». Después de haber salpicado al tripartito con todo tipo de despropósitos, y de haber gobernado de forma catastrófica todas sus áreas –desde Interior, donde han protagonizado gravísimos escándalos, hasta Medi Ambient, recientemente acusado por la Fiscalía de «tapar los delitos ecológicos»–, resulta evidente que este segundo calificativo, el de «inteligente», es un imperdonable exceso.

Sin embargo, hubo un tiempo, en los años felices del PSUC, en el que esta opción gozaba de credibilidad, intelectual y política. Pero lo que va de Rafael Ribó a Joan Herrera es lo que separa el PSUC de ICV. Es decir, el enorme precipicio que separa al viejo PSUC, evolucionado y moderno, y con una nítida definición ideológica, de la actual ICV, sometida de lleno a una confusión ideológico-cromática tan brutal, que no sabe si es rojo desteñido, verde sostenible o violeta femenino jurásico. Pero lo que es cierto es que ICV cada día se parece más al PCC, su centro ideológico se ha desplazado sensiblemente y si Saura fue, respecto a Ribó, un salto hacia la banda extremoizquierda, Joan Herrera aún se extrema más respecto a Saura. Como decía alguien, al final añoraremos al conseller de Interior, sobre todo si podemos hacer un ejercicio de desmemoria y olvidar su catastrófico mandato. Pero como todo lo malo es susceptible de empeorar, el tándem Herrera-Miralles radicaliza aún más los extremos, y en la radicalización, simplifica aún más los discursos. Ese es, probablemente, el drama de Montilla: que con Saura estaba al borde del abismo, pero con Joan Herrera puede perpetrar un fulminante paso adelante…

El último episodio de este alegre viaje al discurso radical se ha situado en el siempre abonado territorio del aumento impositivo, y la sarta de simplezas que hemos oído van, desde hacer desaparecer literalmente a toda la clase media –convirtiendo a cualquier autónomo, pyme o profesional cualificado en «rico»–, hasta intentar una rotunda subida de impuestos, en el tramo autonómico, que desaceleraría la economía. Y todo ello, sin saber si técnicamente pueden hacerlo. Escuchando a Castells negando esta posibilidad y a Saura exigiéndola, cabe preguntarse de qué universo es cada uno, porque sin duda estos dos habitan en el mismo gobierno, pero no son del mismo planeta. La cuestión es saber si Montilla está secuestrado por este partido que lo radicaliza y lo extrema, o domina la situación y se mantiene en el centro ideológico. Porque el drama del president no es que estos intenten castigar aún más a la clase media. El drama es que las radicalidades estridentes de ICV las paga electoralmente el PSC.

Pilar Rahola

La Vanguardia (1.06.2010)

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