La vida secreta de los anuncios (I)

dineroEste último sábado por la mañana, justo después de desayunar mi café americano- hecho con los granos de café colombiano seleccionados “uno a uno” por el omnipresente Juan Valdés- me puse a ojear mi diario preferido en la quietud de mi sala de estar.

De pronto, al llegar a la página 7 del periódico, noté una extraña nausea seguida de una sensación de cabreo y malestar general. Era un anuncio en color que ocupaba toda una página. Una nueva versión de esos típicos anuncios de una de las principales cajas de ahorros catalanas, producto de un cinismo publicitario de alta densidad, capaz de resucitar al mismísimo Goebbels, a su señora y a los siete enanitos…

El título del anuncio en cuestión, escrito en negrita, decía aquello de “CREEMOS EN TI”. Como consecuencia de ésta fé en nosotros, dicha entidad explicaba que “han creado un Banco Social- para fomentar la actividad productiva, la creación de empleo y el desarrollo familiar a través de la concesión de microcréditos”…

(Los microcréditos se hicieron populares en Bangladesh, uno de los países más pobres del mundo, de la mano del célebre economista Muhammad Yunus. La esencia de los microcréditos consiste en facilitar financiación a los pobres que no tienen garantías y a un tipo de interés nulo ó muy, muy bajo.)

Pero las bondades de la entidad de ahorros, expresada en el mencionado anuncio, no quedaban ahí. ¡Ya hemos conseguido que más de 50.000 proyectos, sueños e ilusiones sean ya una realidad y contribuyan a crear empleo”…-proseguía el triunfal texto- “porque, a veces una gran idea  necesita una pequeña ayuda”(sic)… 

Debajo de las letras del anuncio, aparecía una gran foto de una modelo de bandera (metro ochenta de estatura, delgadez sin gránulos de colesterol, ojos verdosos brillantes, boca sensual y franca) pero vestida a “lo tendera moderna”: combinación de camisa y pantalón “casual”, y bata abierta parecida a las que llevan las dependientas de las nuevas boticas farmacéuticas dónde lo mismo encuentras una aspirina que una faja para la hernia ó un tratamiento para estirar las arrugas.

La foto del anuncio pretendía decirnos que a esa “chica sencilla”, con el pelo recogido “a lo mujer decente” y “la cara limpia de maquillaje”, que estaba delante de un mostrador, mientras mecía y acariciaba en sus brazos a un gato gordo con cara achinada y apariencia de extasiado, a esa “chica del montón”-decía- la caja de ahorros había convertido su sueño en realidad…

Fin del anuncio ó del mensaje, como les gusta decir ahora a los creativos de publicidad, y principio de una sensación de malestar y cabreo que me fue invadiendo las entrañas de arriba a abajo, y de lado al costado,…

¿Pero qué clase de disparate es éste anuncio? ¿Acaso pretenden vendernos la idea de que con un microcrédito (1.000, 2.000 ó 3.000 euros), en una economía como la nuestra, en la que 1 hora de parking cuesta 2,40 euros, una treintañera va a montar una tienda como esa especie de bazar de productos de ninguna necesidad que aparece en el anuncio?
¿Sin garantías sólidas ó avales familiares? ¿Con la crisis de demanda y consumo que estamos padeciendo?

Las Cajas de Ahorros españolas llevan  muchos años creándonos una percepción errónea entre lo que dicen ser y lo que realmente son. Ejemplo: entre la mayoría de los ciudadanos existe la creencia de que uno de los principales objetivos de las Cajas de Ahorros- y así se dedican a publicitarlo en los medios de comunicación- es la “obra social” que realizan. De hecho, en la información corporativa de la caja de ahorros que publica el anuncio de marras,  “la realización de obras benéficas sociales” aparece como el segundo objeto social de la entidad financiera tras el fomento del ahorro en las modalidades autorizadas.

Ahora bien, si analizamos las cuentas anuales del 2007 de ésta entidad financiera, vemos que sólo destinó el 15,50 por 100 de  de sus beneficios brutos a “obras sociales”… Y algunos nos preguntamos ¿ dónde ha ido a parar el 84,50 por 100 de los beneficios restantes? Desde luego, a “obras sociales” me temo que no. Intenté averiguar algo en la red acerca de la distribución de beneficios de ésta caja de ahorros y ha sido misión imposible. En internet hay mil veces más pistas sobre  “la 4ª profecía de la Virgen de Fátima” que sobre cómo reparten sus beneficios la primera caja de ahorros del país.  

Pero volvamos a otro de los mensajes del anuncio: ¡Ya hemos conseguido que más de 50.000 proyectos, sueños e ilusiones sean ya una realidad y contribuyan a crear empleo” … Si todos los proyectos son como los de la chica del anuncio (puesta en marcha de un bazar progre de “todo a 100” de titularidad individual) el lector rápido ó distraído deducirá por contexto que éste “Banco Social” ha ayudado a la crear 50.000 nuevos puestos de trabajo para autónomos….

¿50.000 nuevos autónomos en éstos dos años gracias a los “créditos sociales” de ésta caja de ahorros? ¡Este debe ser el 2º milagro de la otra Virgen (la de  Lourdes) ó la “multiplicación de autónomos” después del sermón de la montaña!  Ya que, según la Pimec (la patronal catalana de las medianas, pequeñas y microempresas) desde el 1 de enero del 2008, hasta la fecha,  han desaparecido cerca de 180.000 autónomos y, a finales del 2009, la cifra superará los 200.000. Ante éste panorama implacable resulta difícil creer en los sueños de proyectos profesionales individuales y,  teniendo en cuenta la responsabilidad que han tenido las entidades financieras en el origen y desarrollo de la crisis que padecemos actualmente, resulta aún más difícil creer en las ilusiones que venden éstas empresas a través de su publicidad en los medios comunicación.

La “perla conceptual” del anuncio, no obstante, es la introducción en el mercado financiero español de la figura del “microcrédito”. Esta modalidad financiera se creó, como decía antes, para países paupérrimos y sus legiones de pobres con mayúsculas (en esos países del Tercer Mundo dónde los pobres nacen, crecen y mueren pobres). Así que la creación de éstos prestamos de pequeñas cantidades (de 50, 100 ó 150 euros), a intereses del 1 ó 2 por 100, sin garantías materiales de ningún tipo (sólo existen las garantías morales de los grupos de apoyo de otras mujeres del mismo poblado que, a su vez, también son receptoras de los citados microcréditos) ha supuesto una inyección de moral y promoción increíbles para esas gentes. Campesinas de microhuertos han podido ampliar sus plantaciones y, con sus pequeñas cosechas, han podido montar paradas en el mercado local donde unas venden sus tortitas de maíz hechas a mano, y otras, sus patatas dulces asadas ó buñuelos de arroz. También hay mujeres que han podido comprar un par de cabras y fabricar queso para sacar a sus hijos adelante; y otras han ampliado su producción textil ó de vasijas de barro. ¡Nunca tan poco dinero ha supuesto tanto! Y ésta es la razón por la que el Banco Grammen de Bangladesh,  junto a su fundador Muhammad Yunus, recibió el premio Nobel de la Paz en el 2006.

Pero ¿qué tienen en común éstos “microcréditos” originales con los ofertados ahora por la caja de ahorros catalana del anuncio? Llamé por teléfono a una de las sucursales de ésta entidad financiera y resulta que las condiciones del “préstamo social” que ésta caja ofrece a los ciudadanos son las siguientes: si ya eres cliente… ¡de un 8 a un 9 por 100 de interés! y, si no lo eres, … de ¡un 13 a un 15 por 100..! …. Vamos, lo que se dice “todo un chollo social para currantes”… En cuanto a las garantías (¿se acuerdan que una de las esencias de los microcréditos es la ausencia de garantías?), el empleado de la entidad me explicó que “si usted tiene una buena nómina domiciliada en nuestra entidad, no le pedimos garantías; ahora bien, si éste no es su caso, sí que tendrá que presentarlas“…

 ¿En qué mundo vivimos? ¿Hasta dónde vamos a llegar? ¿Cómo es posible que ésta caja de ahorros, que se presenta como el paladín de las “obras benéficas”, utilice de manera tan cínica  y torticera la buena imagen de los microcréditos para seguir haciendo caja al precio que sea ?  Ferdinand de Saussure, el conocido lingüista suizo, solía decir que, cuando las palabras pierden su significado real, el lenguaje se convierte en una forma más de barbarie y confusión. Las cajas de ahorros españolas hace tiempo que, en lo que respecta a su imagen, navegan en “un mar de confusión” con la salvedad de que ellas y los que las representan (los consejeros y patronos de éstas entidades financieras) ocupan camarotes de lujo con vistas al mar mientras que los demás- los usuarios- hacemos la travesía en oscuros camarotes de tercera, junto a la grasienta sala de máquinas.  

Alejandro Néstor
30 de enero de 2010

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