¿Hay federalistas en España?

Francesc de CarrerasNaturalmente que en España hay federalistas, incluso muchos, la mayoría de los expertos en comunidades autónomas lo son y es fácil probarlo

Un conocido comentarista político de un diario de Madrid mostraba su extrañeza porque al hablar con políticos e intelectuales catalanes siempre le preguntaban si había federalistas en España, obviamente una pregunta meramente retórica ya que en sí misma contenía la respuesta: «En España no hay federalistas». Esta es la convicción de muchos intelectuales y políticos catalanes que constantemente la repiten en artículos, entrevistas y tertulias.

Tal afirmación, sin embargo, resulta sorprendente. Naturalmente que en España hay federalistas, incluso muchos, la mayoría de los expertos en comunidades autónomas lo son y es fácil probarlo: sólo basta consultar la extensa literatura sobre esta materia. Entonces, ¿por qué tan a menudo desde Catalunya se pone en cuestión algo tan evidente?

La razón es bastante simple: el término federalismo sirve para denominar dos realidades muy distintas. Muchos de los que en Catalunya se llaman a sí mismos federalistas son partidarios de un modelo de Estado que no es, ni mucho menos, el de los federalistas del resto de España y, hasta diría, el de los federalistas de los estados de esta misma naturaleza de nuestro entorno político y cultural, como son Alemania, Austria, Italia o Suiza.

En efecto, en los últimos veinte años se ha ido desarrollando en Catalunya una teoría del federalismo basada en la tradición del republicanismo federalista de finales del siglo XIX, cuyo indiscutible representante fue Almirall, y que después fue continuada por la generación de la Segunda República, cuyo principal teórico fue, probablemente, Rovira i Virgili. Esta tradición –que no ha sido exactamente la del pujolismo, más ligada a Prat de la Riba y al mundo de la Lliga, a la que han sumado componentes comunitaristas de cristianos como Péguy y Mounier– ha fundamentado la ideología nacionalista del tripartito catalán vía los intelectuales afines al PSC y los sectores menos independentistas de ERC. Esta ideología parte de la consideración de España como Estado plurinacional en el que la autonomía de Catalunya debe basarse en una soberanía compartida con España y, por esta razón, las competencias de la Generalitat deberán ser asimétricas respecto a las demás comunidades autónomas, dada la condición nacional de Catalunya. El proyecto de Estatut aprobado por el Parlament es el texto jurídico que mejor concreta este modelo.

Obviamente, dado que está fundado en ideas del siglo XIX, el modelo se encuentra muy desfasado respecto a la actualidad. Almirall, efectivamente, se inspiró en el federalismo de su época, en el de Estados Unidos, Suiza y Alemania, pero la organización federal de estos países se ha transformado profundamente, a la vez que se transformaban también la naturaleza y las funciones del Estado mismo. El sujeto de la soberanía dejó de ser el centro de las preocupaciones federales tras la guerra civil norteamericana –¡que terminó en 1865!–, el reparto simétrico de competencias pasó a ser el eje central del federalismo y el paso de un Estado liberal a un Estado social hizo inevitable, por razones de eficiencia, que la descentralización política no consistiera, simplemente, en mera autonomía, sino que también debía implicar relaciones de colaboración y participación entre la federación –el Estado central– y los entes subestatales, en nuestro caso las comunidades autónomas. Este federalismo, el realmente existente en Europa occidental y Norteamérica, es el modelo en el que se inspiran los federalistas españoles.

Tres libros de conocidos especialistas muestran, con diferentes enfoques, este federalismo actual en relación con la España de las autonomías. El profesor Luis Fajardo Spínola (¿Hacia otro modelo de Estado? Los socialistas y el Estado autonómico, Thomson Reuters, Cizur Menor, 2009) recorre el itinerario federal del PSOE –del que fue protagonista cuando era un político en activo– en relación con la evolución de nuestro modelo territorial de Estado y se inquieta por la confusa posición de su partido en la etapa de Zapatero. Jordi Sevilla, José M.ª Vidal y Cristina Elías (Vertebrando España. El Estado autonómico, Biblioteca Nueva-Fundación Ortega y Gasset, Madrid, 2009) hacen una muy clara síntesis del Estado de las autonomías y sus problemas actuales, fruto de su experiencia en el primer gobierno de Zapatero, en el que intentaron desde el Ministerio de Administraciones Públicas resolver algunos de estos problemas mediante técnicas federales. Finalmente, José Tudela Aranda (El Estado desconcertado y la necesidad federal, Thomson Reuters, Cizur Menor, 2009), letrado de las Cortes de Aragón y director de la Fundación Giménez Abad, como indica el expresivo título de su libro, trata tanto de la confusión actual tras las últimas reformas estatutarias como de la necesidad de enderezar el rumbo en sentido federal.

Son tres libros de federalistas españoles que reflexionan sobre la realidad actual, plantean problemas y proponen soluciones: soluciones federales. Por tanto, que los articulistas de Madrid no se asombren cuando algunos socialistas catalanes les pregunten si hay federalistas en España. Quienes formulan tal pregunta son nacionalistas que, ante el lógico rechazo que les suscita el nacionalismo esencialista y el vértigo que les provoca el independentismo, han apañado con viejos instrumentos un confuso modelo más o menos confederal que sólo comparten ellos mismos y algunos de sus amigos de Quebec.

Francesc de Carreras

La Vanguardia (11.02.2010)

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