La españolidad del Concierto

 IBARROLA «Es irracional que una pequeña comunidad autónoma como Euskadi tenga tres haciendas forales al margen del control del Parlamento Vasco», afirma el autor en relación al blindaje del Concierto

Basagoiti y el Partido Popular vasco insisten en su habitual discurso no excesivamente elaborado: el Concierto Económico es muy español… y queda por tanto invalidado cualquier argumento que pueda ponerlo en cuestión. Siguiendo tamaña lógica, la expulsión de los judíos y la inquisición española son bellos recuerdos de nuestra historia… y el fracaso escolar o la corrupción política actitudes dignas de todo elogio. Sin embargo, al menos una cosa se debe saber: hay quienes no hemos formado un partido político para ser más o menos españoles ni para ejercer supuestamente de tales. Ni para defender depende qué, según dónde y lo que digan las encuestas. En nuestro caso, es una cuestión de principios: como miembros de un partido de ámbito nacional, progresista e igualitarista, para defender valores universales como la solidaridad y la igualdad ciudadanas. Por lo que parece, del análisis de los discursos de todos los partidos tradicionales existentes en Euskadi (nacionalistas, foralistas, autonomistas, de izquierdas y de derechas, socialistas y conservadores), los privilegios únicamente son criticables cuando los disfrutan otros; cuando somos nosotros los privilegiados, se invoca la diversidad plurinacional española (cuando no la propia españolidad del privilegio), como si la pluralidad cultural afortunadamente existente en España pudiera validar una diferencia de derechos y, por tanto, la desigualdad.
Lo evidente es que, con la consecución del blindaje de las normas forales tributarias (y con la propia existencia excepcional del Concierto Económico), damos vía libre a la perpetuación de una singularidad anacrónica y antidemocrática que evidencia además una estructura arcaica, porque es irracional que una pequeña comunidad autónoma como Euskadi tenga tres haciendas forales al margen del control del Parlamento Vasco. Y este desvarío ha salido adelante gracias al oportunista Zapatero y a una mayoría de diputados abducidos por los nacionalismos que padecemos. Se trata de una iniciativa que debió contar con el apoyo de aquellos partidos que únicamente actúan en Euskadi y aspiran a lograr ventajas políticas y privilegios económicos, pues se trata de blindar unos instrumentos de los que las restantes autonomías carecen. Lo extraño es que dos supuestos partidos de ámbito nacional, cada cual a su manera, hayan apoyado una propuesta que trata de perpetuar, dentro de un mismo Estado, los privilegios de unos ciudadanos frente a los restantes. Esto es lo realmente asombroso. Porque, ¿cómo puede entenderse que hayan sido formaciones políticas de ámbito nacional (no ya partidos nacionalistas) las que hayan terminado apoyando desigualdades dentro del territorio nacional? ¿Cómo entender que un partido político que procede de una tradición política preocupada por la igualdad haya terminado abrazando esta injusticia? ¿Y cómo entender que mismos partidos defiendan una cosa y la contraria en función del lugar desde donde hablen?
Iñigo Urkullu, presidente del PNV, lo acaba de explicar perfectamente bien: el blindaje de las normas forales tributarias ha supuesto la constatación del respeto a la singularidad vasca, la actualización de los derechos históricos y la bilateralidad. Es decir, en nuestro idioma: ha supuesto la constatación de la excepcionalidad a través de una diferenciación de derechos, la asunción general de los antidemocráticos derechos históricos y la ruptura del más básico principio federal. Sin embargo, a pesar de nuestra soledad en la defensa de la igualdad, mantenemos cierta esperanza: la mayoría de los partidos vascos observa el notorio absurdo que implica que un ciudadano pague distintos tributos en función del territorio histórico donde resida. Únicamente nos queda esperar a que universalicen este principio y lo apliquen al conjunto del Estado del que somos ciudadanos. Tal vez podamos entonces defender conjuntamente un Estado federal simétrico e igualitario.
Gorka Maneiro Labayen, parlamentario vasco de Unión, Progreso y Democracia (UPyD)
larioja.com (24.01.2010)

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