Tiene mucha gracia. Reclamando los derechos de los trabajadores una institución que vive a costa de una legión de funcionarios gratis (curas, frailes, monjas, etc, etc.) a los que en nombre de Dios no reconoce el menor derecho laboral, comenzado por un salario digno. Una institución que despide sin razón a profesores a los que ni siquiera paga. Y reclamando igualdad una institución que discrimina a la mujer de cualquier puesto de responsabilidad. Gracia tiene mucha; lo que no tiene es vergüenza.
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