En clave educativa
Exclusiva
MAGISTERIO desvela la relación entre los datos de desempleo y el nivel educativo de la población
Con la crisis ha llegado el paro, sobre todo entre los jóvenes (35,1%) y más aún entre los varones que entre las mujeres, un fenómeno nuevo. Esto suele explicarse en clave económica. Por primera vez ofrecemos la relación entre los malos datos económicos y el nivel de formación de los jóvenes. El fracaso escolar nos pasa la factura.
En España, además, está ocurriendo otro fenómeno que no se había dado a menudo en nuestro país: el paro masculino crece más que el femenino, de manera que, según datos del Ministerio de Trabajo, por primera vez ya hay más paro masculino que femenino.
Naturalmente, el análisis de estos datos de paro se suele hacer en clave económica: nuestro modelo productivo es más sensible que el de otros países, la construcción deja más paro masculino que femenino, los inmigrantes… Ni por asomo, más que de una manera generalista, aparecen los datos educativos por medio. Y eso que, curiosamente, nuestro país es el tercero por la cola en cuanto a resultados educativos, y donde la diferencia entre fracaso masculino y femenino es más abultada. Pues ni por esas.
Cierto que el análisis de los datos de paro europeos, comparados con los educativos, no deja percibir ninguna relación: en nuestro continente conviven países con modelos productivos muy distintos, que se ven afectados muy desigualmente por los datos educativos.
El problema es que algunos datos apuntan que en España nuestro modelo productivo es bastante sensible al nivel de formación de la población, sobre todo de la población joven.
Esto no era así hace tan solo dos años: montones de estudios y artículos dan fe de como, en tiempo de bonanza, la queja fundamental era que apenas compensaba estudiar en España, pues ni se ganaba más dinero ni se estaba más protegido del paro con un mayor nivel de estudios. Aunque también es cierto que tales estudios pecaban de cortoplacismo: si uno se fijaba en los recién licenciados, tal conclusión parecía cierta, pero si se tomaban datos de universitarios con unos pocos años de experiencia, ya era más difícil defender esa tesis.
Y llega la crisis
Eran los tiempos de bonanza económica. Pero, en cuanto llega la crisis, todo cambia: como es sabido, el paro se dispara a medida que avanza la crisis. Pero, esto es menos sabido, no afecta a todos por igual.



Por ejemplo, entre los jóvenes entre 20 y 24 años el paro entre los universitarios pasó del 9,3% al 11,6% entre el primer trimestre de 2007 y el primer trimestre de 2009. Pero entre los alumnos que no han obtenido el título de Secundaria superior, el paro pasó del 12,7% en 2007 al 29,5% en 2009. Tres puntos de diferencia antes de la crisis, 18 tras la crisis. No es de extrañar que la Unión Europea lleve casi una década avisando de que aquellos alumnos que no obtengan el título de Secundaria superior (Bachillerato o Formación Profesional de Grado Medio en nuestro país) estarán en situación de “grave riesgo social”. En España, desde luego, han sido los primeros en engrosar las listas del paro.

Es preocupante que, incluso entre los 30 y los 34 años, aquella porción de la sociedad que está por debajo de la Secundaria superior esté aún en situación de riesgo social o, en otras palabras, de irse al paro: el desempleo entre los que no obtuvieron el título de Secundaria superior pasó del 9% en 2007 al 22,5% en 2009, mientras que entre los que sólo obtuvieron Secundaria superior pasó del 6,7% al 13,3%. Entre los universitarios, aún menos paro: pasaron del 5,3% al 8,5%.

Más pruebas
Por si no hay bastantes indicios sobre la relación entre el paro desbocado y el fracaso del sistema educativo en la última década, queda un último análisis: lo que está ocurriendo en las comunidades autónomas. Como se puede ver en el primer gráfico, existe una correlación elevada y significativa entre el nivel de paro juvenil por comunidades autónomas y el fracaso escolar medio en el lustro 2002-06 en España. Correlación que era inexistente en 2007, es decir, antes que la crisis.
En conclusión, no está nada claro que el elevado paro español se pueda explicar sólo por razones exclusivamente económicas, sino que habría que trabajar también con un ojo puesto en los datos educativos.

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