Los Fargas y los Trias

Presentación del libro, 'Els laberints de la llibertat'Jordi Amat acaba de publicar una excelente biografía del economista Ramon Trias Fargas

Jordi Amat acaba de publicar una excelente biografía del economista Ramon Trias Fargas (Els laberints de la llibertat, La Magrana, Barcelona, 2009), que obtuvo el premio Gaziel convocado por la Fundación Conde de Barcelona. El relato consta de tres partes claramente diferenciadas: el ambiente familiar, político y social en el que se fragua la fuerte personalidad del biografiado, su vida como universitario y como profesional liberal y, finalmente, su entrada en política activa en los primeros tiempos de la transición y su complicada posición dentro de CiU.

Cada una de estas partes tiene interés en sí misma por razones distintas. Sin embargo, la primera tiene para mí un atractivo especial: es la evocación de una Catalunya y una España truncadas por la Guerra Civil, un país idealizado que no pudo llegar a ser por los disparates de algunos, no de todos, y la implacable fuerza bélica, el espíritu de cruzada medieval, de unos vencedores que arrasaron con las esperanzas liberales y democráticas del 14 de abril de 1931. En medio de todo ello, la biografía retrata, con mucha exactitud, a una familia burguesa y liberal de brillantes profesionales con una buena posición económica, que no estaba a favor ni de la revolución ni de la dictadura, contraria a todo extremismo y que simplemente quería vivir en un país culto, próspero, libre y justo. Algo que las circunstancias impidieron.

Ramon Trias Fargas había nacido en un medio social poco estudiado. Cuando hablamos de burguesía, normalmente tendemos a pensar en una clase social ligada a la industria, al comercio o a las finanzas y muy pocas veces a profesionales competentes, con un alto nivel de ingresos que les permite llevar una vida acomodada, una vida propia de burgueses, pero sin un gran patrimonio personal, dependientes económicamente de los rendimientos que les suministra el oficio al que se dedican. Abogados, médicos, arquitectos, los llamados profesionales liberales en general, suelen distinguirse de los hombres de empresa en un factor: su nivel cultural, su aprecio del conocimiento y del saber. Para unos lo principal es el estudio y la profesión, para los otros el beneficio y la acumulación de riqueza. Con las excepciones que se quieran, sus mentalidades suelen ser diferentes.

Los antepasados de Trias Fargas eran médicos de renombre en Barcelona. Su abuelo Fargas, de origen campesino, tras brillantísimos estudios, fue uno de los más reputados médicos de Barcelona, catedrático de la universidad y con clínica propia en el Eixample. Tras conocer todos los honores en su carrera profesional, intervino en política y fue uno de los fundadores de la Lliga Regionalista, de la que llegó a ser presidente. Antoni Trias i Pujol, su padre, fue asimismo un médico destacado, también catedrático de su especialidad, primero en Salamanca y luego en Barcelona. También su tío Joaquín fue un respetado médico y catedrático.

Si antes distinguíamos a los profesionales liberales del mundo de los empresarios por su grado de formación y por su ambición cultural, el padre de Trias Fargas es un buen ejemplo. Obsesionado por su trabajo, siempre atento a los avances científicos, lector constante de revistas extranjeras de su especialidad, mantiene además amistad con las primeras figuras intelectuales de su tiempo: con Unamuno desde sus años en Salamanca, pero también con Ortega, Marañón, Carande, además de Bosch Gimpera, Nicolau d´Olwer o Carles Pi Sunyer. Es el típico médico humanista. Descontento y crítico con la situación de España desde su juventud, acoge con entusiasmo la República y participa activamente – aunque sin filiación política-en la renovación universitaria catalana. A la vez, su vida familiar transcurre dentro de las más estrictas costumbres de la burguesía de la época: vive en el paseo de Gràcia, pasa los veranos en una finca familiar cercana a Barcelona, sus hijas estudian en las monjas esclavas de la rambla Catalunya, sus hijos en los jesuitas y después en el Institut Escola; en la casa hay un numeroso servicio, desde cocinera y camareras hasta coger y nurse para que los niños aprendan alemán. El doctor Trias es lo que se suele llamar "un señor de Barcelona".

Sin embargo, a pesar de sus ideas laicas, avanzadas, catalanistas, republicanas, de su condición de universitario ejemplar en la línea de la Institución Libre de Enseñanza, Trias i Pujol es encarcelado después del 6 de octubre de 1934 por encontrarse reunido casualmente aquel día por razones universitarias en la Generalitat, de nuevo es detenido en los comienzos de la Guerra Civil por un comando anarquista "descontrolado", debe enviar a su familia fuera de España por razones de seguridad mientras él permanece al pie MESEGUER del cañón operando sin cesar en el hospital Clínic y, tras la victoria franquista, no tiene más remedio que exilarse a Bogotá, donde permanecerá el resto de su vida ejerciendo su profesión hasta casi la muerte de Franco.

La semana pasada se cumplieron setenta años de la caída de Madrid y de la victoria de las tropas franquistas. Por fortuna, apenas se conmemoró tan triste aniversario. En la Guerra Civil y en la dura posguerra no hubo épica alguna, sólo dolor, desolación y muerte. Para esto último lean Los girasoles ciegos,la novela de Alberto Méndez. Para dolor y desolación a secas, la complicada vida familiar de los Trias y los Fargas, una saga burguesa, en la biografía de uno de sus descendientes.

Francesc de Carreras, Catedrático de Derecho Constitucional de la UAB

La Vanguardia (9.04.2009)

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