La brigada de Aziz Anouch y Buchaif Mustafa ya fue denunciada por el informe de Human Rights Watch de diciembre de 2008
Covadonga Canteli.- El 26 de enero de este año, una delegación de la Eurocámara visitó El Aayún, capital del Sáhara Ocupado, después de que durante tres años Marruecos viniera negandole el permiso de entrada en la región. Entonces, la prensa internacional describió la ciudad receptora como “asediada por la policía”, vestidos “de uniforme y de paisano”. Dijo incluso que los eurodiputados hubieron de salir del hotel Parador, donde entrevistaban a los activistas pro-independencia y pro-Rabat, para poder reunirse con la famosa activista independentista Aminetou Haidar, a quien la policía trataba de impedir la asistencia a la cita.
Sin embargo, poco se ha publicado sobre la ola de terror policial que siguió a la visita europea, sobre los repetidos secuestros nocturnos realizados por la brigada de Aziz Anouch y Buchaif Mustafa, también conocido como “el del bigote”. En dichos secuestros nocturnos, personas saharauis sospechosas de haber expresado pacíficamente su derecho a la autodeterminación, son torturadas e interrogadas hasta el amanecer, en el desierto o junto al río Saguia el Hamra, que linda con la ciudad que antaño fue española.
La brigada de Aziz Anouch y Buchaif Mustafa ya fue denunciada por el informe de Human Rights Watch de diciembre de 2008*, secundado por todos los proindependentistas que se reunieron con los cuatro diputados europeos. Pero nada ha impedido que actuara impunemente a lo largo de todo el mes de febrero, secuestrando e interrogando bajo tortura a jóvenes como Enguía El Hawasi, Hassan Dah, Sidi Sbai, Haydoug Azerki e Ibrahim Kamal, por citar algunos nombres. El caso particular de Hayat Erguibi, secuestrada, violada y torturada, la noche del 22 de febrero, motivó una concentración improvisada la tarde del 27 de febrero ante la Embajada de Marruecos en Madrid.
Hayat Erguibi fue secuestrada a las 7 de la tarde y llevada a un paradero desconocido, donde dicha brigada la interrogó, la torturó, la sometió a una atroz violación y roció ácido por sus pies. Tanto entonces como posteriormente, ha sido amenazada con la expulsión del colegio, el despido de su padre (funcionario en la actualidad), el secuestro de sus hermanos pequeños, y toda una serie de brutalidades contra su integridad física, si denunciaba lo ocurrido o lo transmitía a defensores de derechos humanos. Las autoridades marroquíes han llegado a ofrecerle un empleo por su silencio, y el mismo Mohamed Jalmous, gobernador de la prefectura de El Aayún, le pidió callar. A pesar de las amenazas la joven ha presentado su denuncia ante el juez y su testimonio comienza a hacerse eco a nivel internacional. En el vídeo adjunto a esta noticia relata en primera persona de las torturas sufridas, consciente de que su difusión puede contribuir a crear una opinión y apoyos que la protejan. http://www.youtube.com/watch?v=S2ZlFGb5ckw
Hayat, que a día de hoy es de las pocas jóvenes que aún osan salir a las calles de la ciudad ilegalmente ocupada, para expresar pacíficamente el deseo de su pueblo a la autodeterminación, ya sea pintando las paredes o haciendo volar cientos de octavillas, advierte en su testimonio que la mayoría de las mujeres saharauis no denuncian las agresiones sexuales que tan frecuentemente realiza la policía.
La tortura sexual en las mujeres destroza lo más íntimo de sus seres, persigue anularlas como personas a ellas y a las personas de su red familiar y social. Las mujeres muchas veces no lo denuncian, por vergüenza, tabúes de la comunidad, y falta de apoyo familiar y social, y las que lo denuncian sufren mayor victimización por parte del sistema que las ha torturado y violado.
Tal y como puso de manifiesto ayer en Madrid la activista saharaui Fatma Hayach, las violaciones de derechos humanos en los territorios ocupados están aumentando, existiendo un bloqueo informativo sobre la situación con la complicidad de ciertos Gobiernos que se dicen “democráticos”. Son otros asuntos, como la lucha contra el terrorismo islámico, el control de las fronteras, los acuerdos económicos los que determinan las mesas de negociación. Los derechos humanos en el Sáhara Occidental, son el comodín de las grandes potencias de occidente, aquello que puede ser silenciado siempre que en lo demás se llegue a un acuerdo.
* http://www.hrw.org/en/reports/2008/12/19/human-rights-western-sahara-and-tindouf-refugee-camps-0
larepublica (10.03.2009)
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