¿Cómo es posible que el mismo partido político vetara en Cataluña, con el infamante Pacto del Tinell, al mismo partido político del que ahora reclama su apoyo para formar gobierno?
La opinión socialdemócrata ha dictaminado que el Partido Socialista va a gobernar en solitario en el País Vasco. Pocas veces su ya habitual enfrentamiento con lo real había adquirido una característica tan grotesca. No, no podrá hacerlo. Para eso tendría que haber ganado las elecciones en solitario. Y las ha ganado junto con el Partido Popular y UPyD. Es decir, de un modo ancilar. Ganar es gobernar, y la única combinación razonable que le permite ser presidente al candidato López es aquélla. Pero, obviamente, no es la única opción que tiene López: también podría elegir perder de un modo ancilar(1): es decir, apoyando un gobierno nacionalista. E incluso podría elegir perder en solitario, bellamente: pasando a la oposición. Pero no es probable que lo haga. No apartará de sí ese cáliz.
Yo soy realmente comprensivo y no se me escapan los problemas de los socialistas. Gobernar con el apoyo del Partido Popular tiene un efecto desestructurante, como esas mascarillas de las señoras: se aprecia muy bien la relación del Partido Socialista con el poder y los principios. ¿Cómo es posible que el mismo proyecto político gobierne en Cataluña con el apoyo de Esquerra Republicana y lo haga en el País Vasco con el apoyo del partido Popular? ¿Cómo es posible que el mismo partido político vetara en Cataluña, con el infamante Pacto del Tinell, al mismo partido político del que ahora reclama su apoyo para formar gobierno? Es falso decir que el Partido Socialista ha desarrollado una exitosa tarea de relación con los nacionalismos, y que, incluso, ha contribuido a la emergencia de una nueva España. Eso sería en la lengua de madera que usaba el célebre (y apeado) biógrafo De Toro. Esa nueva España, de ser, sólo tendría ahora una exigencia posible: la disposición ancilar de López ante el Partido Nacionalista Vasco, que ha sido el más votado. Y, por cierto: difícilmente podrá el vasco refugiarse en el ejemplo de don José Montilla, que también rechazó a Convergència como López rechaza al Pnv. Todo el mundo sabe que el actual presidente de la Generalitat rechazó a Convergència por no ser suficientemente nacionalista.
Sin embargo, no creo que el candidato López deba preocuparse demasiado. Es probable que en esta mágica operación de escamoteo (o de transparencia, para decirlo en lengua noble) acabe contando con la alianza inesperada del propio Partido Popular. No extrañaría que también él prefiriera el poder a los principios. Y que, en vez de matar a besos, pública y estentóreamente, al Partido Socialista, elija amarlo en silencio. También para la humillación es preciso ser dos.
(1) ancilar: ADj. de lo relativo a siervos y criados. Subordinado, que está alservicio dealgo o alguien ( nota de la redacción)
Arcadi Espada
El Mundo (4.03.3009)
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