«Sólo hay dos oficios que no se pueden estudiar: escribir poesía y hacer canciones»

Luís Eduardo AuteLuis Eduardo Aute: "Sólo hay dos oficios que no se pueden estudiar: escribir poesía y hacer canciones"

'Memorable cuerpo' recoge 115 canciones, fotografías y reproducciones de la obra gráfica del artista.

Músico, pintor, poeta y realizador de cine. Luis Eduardo Aute es un artista con mayúsculas. Muestra de eso son sus 40 años de carrera musical que recopilación en Memorable cuerpo, su "biografía no escrita", explica.

El poema Corps mémorable, del poeta francés Paul Éluard, da nombre a la biografía musical y gráfica de Aute, que recorre su trayectoria a través de fotografías, reproducciones de su obra gráfica y canciones ordenadas cronológicamente.

"La canción será la gran protagonista del concierto", avanza Aute sobre la actuación en el Palau de la Música, donde no interpretará las 115 canciones del recopilatorio, "haré 92 o 93", explica entre bromas. El artista dedicará el concierto del jueves a los Setze Jutges porque "están de aniversario y porque fueron los primeros en reivindicar determinadas estéticas y éticas sociales, políticas y culturales".

¿Cómo ha sido reencontrarse con tus canciones de los primeros años? ¿Cómo has seleccionado las canciones?

Me he encontrado con canciones que ni siquiera recordaba. Al ver los títulos, recordaba que existían, pero no recordaba ni la música ni la letra. Con alguna me he llevado sorpresas, siempre positivas, porque al redescubrir aquella canción olvidada he visto el embrión de canciones posteriores. La selección la he hecho sin escucharlas, según lo que me evocaban los títulos y lo que me parecía recordar de ellas.

¿Cuál ha sido el momento más memorable de tu carrera?

¡Hay muchos! Mi primer concierto en solitario, el año 1978 en el Teatro Alcalá de Madrid, fue muy bonito y especial porque tardé mucho en empezar a hacer conciertos. También el concierto "Entre Amigos", en el Teatro Salamanca de Madrid, con Joan Manuel Serrat, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés y Teddy Bautista como invitados. Fue muy especial porque era la primera vez que se hacía un concierto con invitados que no eran simplemente intérpretes, sino que eran autores, pero que en aquel concierto cantaban canciones de otro, mis canciones. Después se han hecho otros conciertos así, pero entonces fue una novedad. O el disco y la gira con Silvio Rodríguez.

¿Si pudieras retroceder en el tiempo, cambiarías alguna cosa de tus 40 años en la música?

En gran parte no, pero habría cosas que seguramente sí que cambiaría. Cuando empecé a escribir las primeras canciones las grabé enseguida, no porque yo quisiera sino porque me presionaron. Aquellas primeras canciones las tendría que haber dejado reposar un poco más, estudiarlas y elaborarlas. Son canciones que están muy bien, son muy ingenuas. Después me retiré durante un año y medio porque descubrí que el fenómeno de la canción era muy importante, que había personas prácticamente analfabetas que me escribían preguntándome por mis canciones. Me di cuenta de que la música llegaba a mucha gente y era el único contacto con la cultura que tenían muchas personas. Decidí parar y reflexionar sobre el hecho de escribir canciones porque es una cosa muy seria. Estuve cinco años sin grabar ningún disco, pero escribiendo muchas canciones para aprender a hacerlo. Es curioso porque sólo hay dos oficios que no se pueden estudiar ni aprender en ningún sitio: escribir poesía y hacer canciones. Es una aventura personal de cada uno.

¿Qué te permite expresar la música y no le pintura y viceversa?

La música es muy emocional, va directa al nudo de las emociones del cuerpo humano y en segundo lugar en las neuronas. Primero toca los sentimientos y después las ideas. Te puede hacer reir, llorar, bailar … En cambio, la pintura es más racional, menos emotiva. No toca la fibra de las emociones, toca el circuito de la imaginación.

A lo largo de tu carrera has colaborado con muchos artistas. ¿Con quién te faltaría hacerlo?

Compartí escenario con Leonard Cohen, que es uno de mis artistas preferidos. Me habría encantado conocer a Mozart y es obvio que me habría gustado compartir escenario con los Beatles y con John Lennon en particular.

bcn.es (18.02.2009)

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