“El nacionalismo lleva a cabo en el País Vasco una operación de exterminio”

Cartel de 'El infierno vasco', dirigida por Iñaki ArtetaEntrevista a Iñaki Arteta, director de 'El infierno vasco' 

Nacho Gay.- Iñaki Arteta no comulga con el nacionalismo, pero aún así sigue atrincherado en la tierra que le vio nacer. Otros, sin embargo, han corrido peor suerte. El Infierno Vasco, tercer documental sobre ETA que rueda este director tras Olvidados y Trece entre mil, recoge los testimonios de veintisiete exiliados vascos que pretenden narrar el drama de las 200.000 personas que se han visto obligadas a abandonar Euskadi por el mero hecho de pensar de forma diferente.

EL CONFIDENCIAL: ¿Es el País Vaso verdaderamente un infierno?

IÑAKI ARTETA: El País Vasco sólo es un buen sitio para vivir si eres nacionalista o eliges el silencio. Para los que denuncian esta situación, vivir allí es incomodo. De hecho, no va mucha gente, y sin embargo se marchan muchos… 

EC: Tantos como 200.000, según las cifras que usted mismo aporta en el documental. Cifras que otros niegan.

IA: Hay quien ha negado el Holocausto… El nacionalismo dice que no hay tantos exiliados, porque los infravalora desde la impiedad. Si no han tenido piedad con las víctimas, cómo van a tener en cuenta a los exiliados.

EC: Cuentan algunos de ellos en el documental cómo el resto de convecinos les niega el saludo por la calle por el mero hecho de pensar diferente.

IA: La sociedad vasca en general ha asimilado en su conducta habitual un rechazo a cualquier tipo de expresión pública lejana al nacionalismo. Los nacionalistas tienen el convencimiento de que todo tiene que funcionar como ellos quieren. En el momento en que te conviertes en un individuo incomodo, se pone en marcha toda una maquinaria enorme de presión, que empieza en los ámbitos más cercanos.

EC: Se dice también en el documental que a uno le enseñan a ser nacionalista desde la escuela.

IA: El objetivo del nacionalismo vasco es trasmitir su ideología y qué mejor que empezar cuando se es un niño. Es sencillo para ellos, porque llevan 30 años en el poder y toda la estructura educativa está en sus manos. Cualquier estado totalitario aspira a dominar estas facetas.

EC: ¿Vive usted en un estado totalitario gobernado por un partido totalitario?

IA: Yo creo que el PNV hace un ejercicio totalitario del poder, aun habiendo sido elegido democráticamente. Existen muchos casos en la historia. Que un Gobierno sea legal no quiere decir que todo lo que haga sea legítimo.

EC: ¿Qué responsabilidad tiene dicho partido en el drama que viven los exiliados vascos?

IA: El Partido Nacionalista tiene una responsabilidad indirecta. Es cierto que no han cogido nunca una pistola ni la cogerán, pero se han opuesto sistemáticamente a todas las medidas antiterroristas. Comparten los fines con ETA, aunque no los medios. El terrorismo existe porque ha tenido una masa social y un espectro político que ha comprendido, y aún comprende, lo que hacen. El éxito de la operación de exterminio que lleva a cabo el nacionalismo vasco es echar de allí a todos aquellos que no piensen como ellos.

EC: ¿Y su película no representa para ellos un triunfo? Está llena de objetivos cumplidos

IA: Puede, en la medida en que su éxito radica en que se produzca una deserción, un abandono de todos los que tienen opiniones contrarias a las suyas.

EC: ¿Por eso su película sólo se verá en dos cines del País Vasco?

IA: No lo sé. Puede que sea un problema meramente técnico, ya que hemos rodado en digital.

EC: ¿Cree usted que la temática de la misma no tiene nada que ver?

IA: No sé si el tema retracta a muchos, no sé si no financian o no exhiben mis películas por ser quién soy o por hacer lo que hago. Lógicamente, es una posibilidad, pero no lo puedo asegurar. Entiendo, sin embargo, que el documental no es un género de masas.

EC: Pero la última película de Jaime Rosales, Tiro en la cabeza, también sobre ETA y pseudocumental, ha tenido una distribución notablemente mayor que la suya…

IA: Él ha ganado un Goya. No creo que se puedan sacar otras lecturas acerca de eso.

EC: ¿Qué opinión le merece la pretendida ‘ambigüedad’ con la que Rosales reflexiona sobre el ‘conflicto vasco’?

IA: No he visto la película. Tampoco entiendo muy bien las declaraciones de su director. Son un poco contradictorias.

EC: ¿Y el resto de películas, pocas, que se han rodado en España sobre este asunto?

IA: Se han hecho unas treinta y tantas películas sobre ETA y en muchas de ellas el foco ha sido la acción y la épica terrorista. Ninguna me interesa demasiado. No creo que reflejen lo que pasa verdaderamente en el País Vasco. No he visto el miedo que hay en la calle reflejado en estas películas. Es evidente que no se ha puesto el foco en las personas que más han sufrido, en las víctimas. Por qué esta cuestión no ha interesado a los productores, a los guionistas o a los directores, es algo que yo no puedo responder pero que habrá que responder algún día.

EC: ¿Por qué el mundo de la cultura se ha olvidado del País Vasco?

IA: Si uno observa las manifestaciones multitudinarias que ha hecho la gente de la cultura sin duda muchas de ellas son poses sobreactuadas respecto a problemas que realmente observas con mucha distancia y sin implicación. La clave del compromiso es asumir las incomodidades. Muchas de sus posiciones han sido superficiales o cosméticas. Mientras pasan cosas horribles en el mundo, que pasan, en nuestro país también ocurren, pero no se han hecho eco de ellas.

EC: ¿Desinterés o miedo?

IA: Se dan una serie de factores. Hay una corriente muy extendida en el mundo de la cultura de asimilar el nacionalismo con el progresismo. Una cierta tendencia al relativismo con todo lo que tiene que ver con esto, como si no hubiese buenos y malos. Una cierta comprensión de todo, incluso simpatía, que creo que va decreciendo, pero que ha existido siempre. Y luego está, claro, lo incómodo que resulta acometer una cuestión como esta. Lo sé por experiencia propia.

EC: ¿Quiere decir que ha sido amenazado?

IA: De mi situación personal con respecto a amenazas y demás prefiero no hablar en público.

EC: ¿No resulta eso contradictorio, después de pedirle a otras muchas personas que hiciesen lo propio en su documental?

IA: Lo es. Le he preguntado cosas a la gente que yo jamás sería capaz de responder. Vivo en esa contradicción. Vivo en la tierra donde quiero vivir, intento expresar lo que pienso, pero también he de estar atento a lo que ocurre a mí alrededor y a lo que tiene que ver con la gente a la que molesto.

EC: ¿Miedo?

IA: Cuando haces un documental como éste sabes de antemano que tu trabajo va a incomodar a mucha gente. Pero en este momento siento más rabia y coraje por lo que ocurre en el País Vasco que miedo.

EC: Sin embargo, el miedo es la piedra angular de su documental…

IA: Sí. Ha habido incluso tres personas que, por presiones familiares, se han visto obligadas a pedirme que borrara sus imágenes una vez montado el material.

EC: ¿Se ha negado mucha gente a participar en el mismo?

IA: Sí, claro. Le pedí a ciertos artistas que interpretasen algunas canciones como muestra de solidaridad con el tema de la película. Se negaron.

elconfidencia.com (8.11.2008)

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