Plan pionero en España para abrir un corredor que una las dos colonias de plantígrados pardos del Cantábrico oriental y occidental | La Fundación Oso Pardo prevé que el corredor garantizará la supervivencia de la colonia oriental donde sólo quedan 30 ejemplares
Javier Ricou | Lleida | 04/03/2008
Las dos poblaciones de oso pardo de la zona cantábrica -separadas por medio centenar de kilómetros- están más cerca que verse las caras. La Fundación Oso Pardo está a un paso de ver cumplido un anhelado sueño: abrir un corredor (taponado por autovías, líneas de ferrocarril, estaciones de esquí, empresas mineras y ciudades) para facilitar el encuentro de los ejemplares de la zona oriental con la occidental.
La propuesta es pionera en España, aunque ya se ha probado con éxito en otros países como Croacia, Austria o Italia. Abrir un pasillo que comunique esas dos poblaciones se apunta como algo clave, indica Guillermo Palomero, presidente de la Fundación Oso Pardo, para garantizar la supervivencia de la colonia oriental – que llega hasta las montañas palentinas y leonesas- donde actualmente sólo hay una treintena de ejemplares. En el área occidental – que abraza municipios como Cangas de Narceo o Campoo de Suso- la población de osos ha evolucionado mucho mejor y se calcula que se pasa del centenar de animales.
"El paso dado para elaborar el método que nos debe guiar en la apertura de ese corredor es muy importante", añade Palomero. En este estudio han colaborado, además de los gobiernos asturiano y el de Castilla y León, la Fundació Territori i Paissatge de La Caixa y la Fundación de Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente.
A partir de este momento los expertos empezarán a trabajar sobre el terreno y hay que recorrer la zona que separa a las dos poblaciones de oso pardo cántabro para buscar los puntos por los que se abrirá el pasillo. El trabajo no es fácil, ya que fue el progreso lo que dejó aisladas a estas dos colonias. Hay que salvar desde autovías y autopistas hasta ciudades o líneas de ferrocarril. "Otro problema añadido es la deforestación de la zona, por lo que no se descarta volver a replantar áreas que se han quedado sin árboles para facilitar el paso de los osos. En países como Croacia se han llegado a construir puentes sobre carreteras que son utilizados por los osos. Ahora mismo, sin ese corredor es prácticamente imposible que un oso – a pesar de que este animal puede recorrer decenas de kilómetros- pueda ir de la zona oriental a la occidental, o viceversa. "En los últimos años sólo nos consta que un macho adulto superó con éxito, en una ocasión, esa aventura", revela Guillermo Palomero.
La colonia de osos de la zona cantábrica es la más importante de la Europa occidental y, como valor añadido, presume de ejemplares autóctonos. No obstante, tal como apunta Palomero, la unión de las dos poblaciones sería también muy valiosa genéticamente, pues ambas colonias tienen algunos rasgos que las diferencian por el largo tiempo que llevan aisladas. Unir a osos de un lado y otro los haría más resistentes "ya que esa endogamia ha empezado a pasar factura".
En la zona cantábrica, el oso ha sobrevivido al progreso y la presión humana, en contra de lo que pasó en el Pirineo catalán, donde la especie se dio prácticamente por extinguida y se ha recuperado con ejemplares importados de países del Este. Aunque ahora, alerta Guillermo Palomero, en la zona cantábrica ha surgido un problema con el veneno. El uso de sustancias tóxicas para eliminar otros animales – como el lobo- se calcula que ha causado la muerte de media docena de osos en los últimos ocho años.
El trabajo hecho en el norte de España ha ayudado a duplicar, en la última década, el número de ejemplares. Palomero advierte, no obstante, que nunca hay que bajar la guardia con un animal muy sensible a cualquier cambio de hábitat.
La Vanguardia (4.03.2008)
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