BARCELONA. ¿Cómo no va a haber desafección hacia unos políticos que utilizan expresiones del tipo «mecagoentodo» o «tururú»? El taco y la burla han irrumpido en los discursos de los dirigentes catalanes, que han sustituido la crítica por el menosprecio. El nivel dialéctico de los representantes públicos comienza a caer en picado debido a un exceso de broma fácil.
Nada menos que un ex presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, ha inaugurado ese rosario de improperios con un «mecagoentodo» que tiene precedentes, pues hace unos años, propuso «enviar a la mierda a los socialistas de dos en dos». Por si cabía alguna duda, ayer dijo que el presidente español José Luis Rodríguez Zapatero no le merece ningún respeto. Tampoco Mariano Rajoy. «¿Por qué he de respetar a gente que actúa de esta manera respecto a Cataluña, que nos utiliza en sus luchas incívicas?». Pujol reprocha a Zapatero que haya «practicado el engaño de manera muy sistemática», y precisó: «No sé si engaña o tiene una gran frivolidad o tiene todos los defectos a la vez»..
«¿Qué coño se ha creído esa gente?», se pregunta Pujol. Es posible que el histórico dirigente nacionalista se haya dejado influenciar por las malas compañías. Y es que manifestarse en pro del derecho a decidir junto a personajes como el actor Joel Joan, referente del independentismo catalán para quien el Ejército es «un atajo de colombianos y ecuatorianos», debe dejar secuelas.
«Costra nacionalista»
Flaco favor el que algunos discursos pueden hacer por determinadas causas. La del socialista Joan Ferran ha sido denunciar la «costra nacionalista» de los medios de comunicación públicos, lo que provocó la ira de ERC y del propio Jordi Pujol, que le tildó de «sectario» después de que el dirigente del PSC recordara que el ex mandatario solía llamar a los responsables de TV3 y Catalunya Ràdio para decir cómo y cuándo tenía que ser entrevistado.
El buen intento de Ferran quedó empañado cuando, para defenderse de los reproches del presidente de CDC, exclamó un «¿Sectario yo… Tururú?» casi infantil. Y recurriendo a la famosa conversación que Pujol tuvo con Su Majestad el Rey Don Juan Carlos durante el intento de golpe de Estado del 23-F, espetó un «Tranquilo Jordi, tranquilo, no pasa nada». El diputado también cargó contra el portavoz de ERC, Joan Ridao, a quien ve «salido de la película Alatriste». Según dijo, «que Ridao me adjetive, tanto me da («se me´n fot») pero que lo haga el ex presidente Pujol, dada su relevancia, me inquieta».
Si a este «virtuosismo» lingüístico le añadimos frases del tipo «Usted es un animal, señor Montilla», pronunciada por Oriol Pujol poco antes de ser nombrado portavoz de CiU en el Parlament, es evidente que el arte de la dialéctica política tiene sus días contados. Sobre todo, si el futuro de Cataluña pasa por las juventudes republicanas, que ayer calificaron a Joan Ferran de «doberman reaccionario» por defender la pluralidad. Si los políticos son un referente cultural, no es de extrañar que el alumnado catalán tenga un nivel tan bajo. A este paso, se les aplicará el horario protegido.
María Jesús Cañizares
ABC. Jueves, 6 de diciembre de 2007
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