Uno de los más laboriosos trabajos de Hércules fue abatir la hidra, monstruo de múltiples cabezas que al ser cortadas reaparecían duplicadas. La gestión de las políticas económicas requiere también atender a numerosos frentes que, a menudo, cuando algunos de ellos parecen vencidos o abatidos, emergen de nuevo con inusitada fuerza, provocando temores y desasosiegos a quienes, por comodidad, ignorancia o complacencia, los habían dado prematuramente por superados. Algo así parece estar sucediendo en los últimos tiempos. Ahora se trata de la inflación, que se había dado por controlada por la suma de los efectos beneficiosos de la innovación tecnológica, la globalización y la quasi-omnisciencia de los bancos centrales
Hace unos meses descubrimos asimismo como las crisis financieras – y en general los ciclos económicos- seguían siendo problemas recurrentes, pese a las sofisticaciones en los modelos de gestión de riesgos que han demostrado no estar "a prueba de la naturaleza humana" en sus vertientes de "apetito por el riesgo" y gestión codiciosa, cuando no fraudulenta, de la "información asimétrica" acerca de la solidez y solvencia de los activos y deudas.
La reaparición de las múltiples cabezas de la hidra de las dificultades económicas sólo es una sorpresa si olvidamos que la forma que tuvo finalmente Hércules de acabar con el monstruo fue ir cauterizando a fuego la base de las cabezas que cortaba para erradicar su reaparición, algo muy distinto de lo que se ha venido haciendo con las políticas económicas de poner apaños a las dificultades que iban surgiendo, en ocasiones facilitando la futura reaparición de los problemas. Así, las autoridades monetarias y financieras que fallaron en la supervisión de riesgos exhiben en su haber la liquidez inyectada en la economía y las rápidas reducciones de los tipos de interés… que han sido eficaces instrumentos para acomodar los diversos mecanismos ya en marcha de una inflación latente tras una larga fase de expansión económica global.
La coartada de la protección de los intereses de las familias hipotecadas – para cubrir el fiasco de irresponsabilidades inadecuadamente gestionadas- queda al descubierto al emerger inexorablemente una inflación aún más perjudicial para los intereses del conjunto de la economía y especialmente de los sectores más vulnerables y los colectivos más desfavorecidos.
Esta dinámica es especialmente delicada en la economía española, pues los problemas de inflación y dependencia del ahorro externo a través del sistema financiero internacional son más pronunciados que en nuestro entorno. Por ello es especialmente importante cauterizar, de una vez, las fragilidades estructurales que nos condenan a repetir una y otra vez el arduo combate contra la hidra.
Juan Tugores Ques, Catedrático de Economía de la UB
La Vanguardia, martes, 4 de diciembre de 2007
Sé el primero en comentar en «Las cabezas de la hidra»