¿Cuál es el Artur Mas que nos espera?

Artur Mas con Jordi Pujol (CDC)Los resultados dan a Mas autoridad moral para actuar conforme a los intereses generales

Aún sin alcanzar la mayoría absoluta en el Parlament, los resultados electorales obtenidos por CiU son apabullantes: mayoría en todas las comarcas de Catalunya, en todos los distritos de Barcelona, aumento sustancial de votos en las grandes ciudades del área metropolitana. Sin mayoría parlamentaria, el partido de Artur Mas ha obtenido una muy importante mayoría social y él personalmente un gran triunfo moral. Ya no es sólo el candidato a heredar el cargo de Jordi Pujol: ha ganado por méritos propios, especialmente por sus conocimientos, capacidad dialéctica y perseverancia.

Pero también sabe Artur Mas que este magnífico resultado es debido a la incompetencia del gobierno anterior: muchos ciudadanos fueron a votar, simplemente, porque era el voto más útil para acabar con el tripartito. Un voto prestado, de ocasión, que seguirá siendo fiel según su acción de gobierno en los próximos cuatro años. ¿Qué se criticaba, sobre todo, del tripartito? El barullo, el disparate y la ineficacia. A Mas, en consecuencia, se le exigirá serenidad, sensatez y eficacia.

Ello le puede acarrear algunos problemas dentro de su partido y en su electorado. Es sabido que CiU se nutre de dos grandes fuentes de votos: los nacionalistas y los conservadores. En ocasiones, los objetivos de unos y otros son contradictorios: unos quieren rauxa, los otros seny. Hace unos meses, el discurso de Mas estaba orientado sobre todo hacia los primeros, en la campaña electoral se ha ido acercando a los segundos. Del soberanismo pasó al concierto económico y, ya en la última fase de campaña, ha matizado: un pacto fiscal «en el sentido» del concierto económico. El matiz ya compromete a muy poco.

Creo que haría bien Mas en seguir por este camino. No le será fácil: un primer escollo: decidir sobre la aplicación de la sentencia del Estatut. Una mínima sensatez –y espíritu democrático– no puede faltar: las sentencias son para cumplirlas aunque se discrepe de ellas. Decirlo claramente sería una muestra de seny. Una segunda señal sería dedicar estos primeros meses a restablecer el equilibrio financiero de la Generalitat y reducir su burocracia, empresas públicas, papeleo y trámites inútiles. Una prueba: ¿qué hará con un pozo sin fondo como Spanair?

¿Cuál es el Mas que nos espera? ¿Será, como dijo en su último mitin, el depositario de votos que propiamente no son suyos pero que le han dado la confianza? Los resultados le han dado autoridad moral para actuar conforme a los intereses generales y no los simplemente partidistas.

Francesc de Carreras

La Vanguardia (30.11.2010)

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