Me gustaría equivocarme, pero mucho me temo que, entre el matonismo de una parte y la chulería de la otra, las «moscas molestas» se van a convertir en mortíferos abejorros con aguijón, a poco que pase el verano.
Me gustaría equivocarme, pero mucho me temo que, entre el matonismo de una parte y la chulería de la otra, las «moscas molestas» se van a convertir en mortíferos abejorros con aguijón, a poco que pase el verano.
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